Inmersos de pleno en el verano, las altas temperaturas se van a quedar nos nosotros durante un par de meses. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) alerta de que el periodo de calor intenso de este año se extenderá por lo menos hasta el 15 de agosto. Teniendo en cuenta esta previsión el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) recuerdan que muchos los medicamentos que toma de forma habitual parte de la población requieren una especial conservación si los termómetros suben en exceso.
En concreto, “hasta 7.500 presentaciones comercializadas y dispensables en farmacia comunitaria -cerca del 50% de un total de 15.000 – precisan de especial precaución durante una ola de calor, especialmente en los fármacos que deben conservarse en la nevera, como los medicamentos con indicación en el tratamiento de la diabetes o las vacunas”.
Ante esto el Consejo de Farmacéuticos señala que la mejor forma de saber cómo conservar y usar un medicamento es leer el prospecto que le acompaña, aunque resulten largos y a veces algo incomprensibles. En este último caso, siempre vamos a contar con la ayuda de los farmacéuticos que nos pueden ayudar a aclarar las dudas que tengamos sobre cada fármaco.
¿Cómo afecta el calor a los medicamentos?
La forma en la que el calor puede afectar a la eficacia de los medicamentos va a depender del tipo que sean y de los requerimientos de conservación en cada caso. Así, los farmacéuticos explican que, por ejemplo, en medicamentos cuyo prospecto indica que deben conservarse a una temperatura por debajo de 25 o 30 grados, debemos saber que, en realidad, “tienen un límite superior de tolerancia, y el rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de medicamentos”.
Aun así, deberíamos prestar cuidado a un grupo de fármacos dentro de esta categoría de temperaturas de conservación como cremas, pomadas, geles, supositorios y óvulos. Y es que, “por ejemplo, en cremas o pomadas se puede producir una separación de las fases, en las que el medicamento deja de tener un aspecto homogéneo y se puede distinguir una parte acuosa o semisólida; en el caso de los óvulos o supositorios se pueden reblandecer. En estos casos, se recomienda evitar utilizarlos”, señalan desde el CGCOF.
¿Y si el prospecto no hace ninguna mención especial a la temperatura de conservación? Pues en estos casos los farmacéuticos señalan que se trata de fármacos que “no se degradan cuando son expuestos a temperaturas de 40 grados durante seis meses”.
¿Cómo trasladar los medicamentos que requieren conservación en frío?
Hasta aquí sabemos qué hacer con fármacos que no tienen requerimientos especiales para su conservación. Pero en las farmacias españolas existen más de 1.000 medicamentos que tienen que conservase en la nevera, a temperaturas de entre 2 y 8 grados. “De ellas, alrededor de 400 son dispensables en las farmacias comunitarias y el resto son de uso hospitalario”, detallan los expertos.
Pues bien, como estamos en época de desplazamientos y cambios de rutinas, es importante saber trasladar de forma correcta este tipo de medicamentos para que no pierdan su eficacia. En este sentido y teniendo en cuenta las particularidades de este tipo de medicamentos, desde el Consejo General recomienda a la hora de los traslados veraniegos, “utilizar una nevera portátil para transportarlos hasta casa y conservarlos a temperatura indicada, utilizándolos tan pronto como se hayan sacado del frigorífico, especialmente en estas fechas en las que más viajamos”. Esta misma forma de proceder se debe seguir con las vacunas.
Medicamentos que pueden agravar los efectos de la ola de calor
Además de cómo el calor puede alterar las condiciones del medicamento, algunos fármacos también pueden agravar los efectos de las altas temperaturas en los pacientes que deben tomarlos. En este sentido, desde el CGCOF enumeran algunos de ellos:
– Diuréticos: algunos de estos fármacos favorecen la deshidratación o la pérdida de electrolitos.
– Medicamentos tan habituales como los antiinflamatorios pueden afectar a la funcionalidad del riñón en momentos de altas temperaturas.
– “También existen medicamentos que interfieren con los mecanismos de pérdida de calor de nuestro cuerpo. Por ejemplo, los antihistamínicos o fármacos para el Parkinson. Por último, hay fármacos que pueden aumentar de forma directa la temperatura corporal, como analgésicos como tramadol o antipsicóticos para esquizofrenia”, señalan los farmacéuticos.