“O aceptas mis normas u olvídate de jugar”. Wimbledon no hace excepciones con nadie y, desde que en 1963 estableció que el blanco era el color con el que los tenistas debían comparecer en sus pistas ,se ha movido ni un ápice de su postura. De hecho, el torneo londinense ha extremado las normas al máximo para que los que corran en su hierba vayan de blanco inmaculado. “Ni color crema ni beige, blanco puro”, afirman.

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