“O aceptas mis normas u olvídate de jugar”. Wimbledon no hace excepciones con nadie y, desde que en 1963 estableció que el blanco era el color con el que los tenistas debían comparecer en sus pistas ,se ha movido ni un ápice de su postura. De hecho, el torneo londinense ha extremado las normas al máximo para que los que corran en su hierba vayan de blanco inmaculado. “Ni color crema ni beige, blanco puro”, afirman.
“Los tenistas deben vestirse con un atuendo acorde para el tenis que es completamente blanco y esto se aplica desde el momento en el que jugador entra en los alrededores de la cancha“, reza la norma que, con el paso de los años, ha sido todavía más restrictiva porque no sólo obliga a las prendas deportivas. Las zapatillas, las gorras, las muñequeras e incluso la ropa interior debe ser blancas… o no te dejan jugar.
Wimbledon se toma muy en serio sus propias normas porque no quiere perder ni un ápice de la tradición señorial y glamurosa que rodea al torneo, consiguiendo casi siempre la presencia de la familia real británica y de la mayor cantidad de VIPs dentro del mundo de los Grand Slam. El blanco impoluto como seña absoluta de identidad.
Un desafío fallido
Y eso que a finales de los 80, Wimbledon vivió uno de sus momentos más complicados para mantener la tradición. Las marcas deportivas apretaban porque querían exhibir nuevos modelos de ropa en el torneo y al mismo tiempo el tenista más ilusionante de esa generación, Andre Agassi, adquiría popularidad por sus éxitos y también por sus exuberante atuendos -que incluían pelucas y pendientes-.
El norteamericano pidió a Wimbledon una excepción para poder participar sin tener que ir de blanco y la petición le fue denegada. Agassi se pilló tal rebote que estuvo tres años -de 1988 a 1990- sin jugar el torneo londinense, hasta que sus entrenadores y patrocinadores le hicieron entrar por el aro.
El ‘chico malo’ de Las Vegas ganaría en 1992 el torneo de Wimbledon, pero el campeonato siguió haciendo oídos sordos a sus peticiones. La única petición que sí ha sido admitida fue la realizada por la WTA para que las mujeres si pudiesen llevar ropa interior oscura para que no se notase la sangre en el periodo menstrual… ¡Hasta 2022 no se aceptó la moción!
Wimbledon, un torneo muy especial
El All England Club tiene una serie de peculiaridades que le convierten en la ‘Catedral’ del tenis. Wimbledon se celebra desde 1877 y siempre se ha caracterizado por un carácter señorial que no le ha abandonado en todo este tiempo. De hecho, el propio se ha planteado establecer un código de vestimenta hasta para los aficionados rumoreándose que exigirán americana.
No parece una broma para un torneo que se toma a sí mismo muy en serio. Fue el único que se canceló con la pandemia al no perder por completo la esencia que daba el público y al mismo tiempo fue muy claro, vetando la presencia de los tenistas rusos y bielorrusos cuando comenzó el conflicto en Ucrania.
Wimbledon tiene muy presente el asunto de las guerras después de que su pista central y parte de sus instalaciones fuesen bombardeadas por Alemania en 1940. De aquellas cenizas, emergió el actual torneo que todos conocemos: el de los tenistas de blanco, el de la hierba impoluta y el de la aristocracia británica.