Asociamos los problemas en la articulación de la cadera a personas mayores, pero lo cierto es que hay personas jóvenes que sufren afecciones en esta articulación, como la displasia de cadera.
Como subraya el doctor Abraham García Mendoza, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa.
- El término displasia de cadera se utiliza cuando la cavidad de la cadera no es capaz de recubrir la cabeza del fémur.
- “Esta afección es la causante de entre el 20-50% de todos los casos de artrosis degenerativa temprana de la cadera en adultos“.
Detrás de este problema de cadera hay una serie de factores que predisponen a sufrir displasia, y como explica el cirujano, los más habituales son:
- Los factores hereditarios por parte del padre o bien por parte de la madre, las mujeres, los primogénitos, así como los bebés nacidos con mucho peso o de nalgas son más propensos a sufrir esta patología. Una anomalía que, “si no se trata adecuadamente y a tiempo, puede generar diversas complicaciones”,.
Cojera y dolor son las principales consecuencias de la displasia de cadera
Como consecuencia de la displasia de cadera, los pacientes que la sufren “suelen tener:
- Cojera
- Discrepancia en la longitud de los miembros
- Incluso contracturas al nivel de la zona lumbar
Dolencias que van a a hacer que el caminar no sea adecuado y es por ello por lo que normalmente lo diagnosticamos a edades tempranas”, apunta García Mendoza.
Y es que en la mayoría de los casos son los pediatras los que en las revisiones comprueban la correcta alineación de las piernas del bebé y la movilidad de esta articulación.
En el caso de que el diagnóstico de displasia sea positivo en niños menores de 6 meses, se suele utilizar la ortopedia para corregir el problema, cosa que suele ocurrir en prácticamente todos los casos.
El problema es que en algunos pacientes la displasia es muy leve y no comienza a dar problemas hasta la edad adulta.
- “Cuando ya se diagnostica en pacientes de mayor edad, el problema es que su evolución es a una artrosis precoz y la necesidad de artroplastia de cadera es inevitable“.
¿Prótesis de cadera u osteotomía periacetabular?
Solucionar la displasia de cadera en la edad adulta obliga a someter al paciente a una cirugía.
- En general los especialistas en traumatología optan por poner una prótesis de cadera, pero hay una nueva técnica llamada osteotomía periacetabular, que en opinión del doctor García Mendoza, es la mejor alternativa a la prótesis.
Esta novedosa operación de cadera consiste “en la realización de una serie de osteotomías en el cotilo, es decir, cortes en el hueso para cambiar su orientación y así conseguir que la cadera tenga una cobertura idónea”.
“De esta forma, el reparto de las cargas sería homogéneo en toda la cabeza femoral y así evitaríamos la aparición de una artrosis precoz”, añade el especialista.
- Una vez hecha la intervención, “los pacientes recuperarán la movilidad normal de la cadera tras el proceso de posoperatorio“.
Mediante esta técnica, al día siguiente de la operación los pacientes “están movilizándose y sentándose, pueden poner el pie en el suelo desde el día siguiente a la intervención, pero no permitimos las cargas durante tres semanas”. Al hilo, el traumatólogo precisa que a partir de las tres semanas comienzan con la carga parcial asistida y a partir de la sexta semana, ya empiezan con la carga total. “Al principio con muletas y luego iremos soltando con los bastones”.
Como aclara el doctor, la prótesis de cadera es una muy buena y eficaz opción para la displasia de cadera, pero su prescripción se desaconseja en personas jóvenes, puesto que “los resultados de las prótesis a corto medio plazo sí son muy buenos, pero si un paciente es portador de una prótesis durante muchos años eso significa que va a necesitar muchas intervenciones a lo largo de su vida”, ya que la duración máxima de las prótesis es de unos 20 años.
Por eso, la osteotomía periacetabular está indicada fundamentalmente para personas muy jóvenes, menos de 30 años, con un índice de índice de masa corporal inferior a 30, que sufran molestias debido a la displasia y que, además, conserven en buenas condiciones el cartílago articular, lo que se presupone en pacientes por debajo de 30 años. Y es que “a estas edades el cartílago probablemente va a estar indemne y el pronóstico es mejor”, concluye el doctor.