Seísmo político en Aragón. Vox acaba de romper su coalición de derechas con el PP y finiquita el Gobierno autonómico. La ultraderecha acaba de consumar el órdago lanzado por el reparto de los menores migrantes no acompañados y abandona los cinco Ejecutivos autonómicos (Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia y Aragón) que compartía con los populares y retirará también el apoyo externo en Baleares. Apenas once meses ha durado el convulso matrimonio entre ambas formaciones en la comunidad aragonesa, al que Santiago Abascal ha dado la puntilla desde Madrid. Allí, justo a su derecha, estaba el vicepresidente aragonés Alejandro Nolasco, que dimitirá mañana de su cargo. Está por ver qué ocurre con el consejero de Agricultura, Ángel Samper, el otro cabeza de consejería de Vox, y con los otros 16 altos cargos de la ultraderecha.
La situación es inédita en este Aragón que siempre hizo gala del pacto y deja al PP gobernando en minoría. Aunque cuenta con 28 diputados, necesita 34 para sacar adelante sus propuestas en las Cortes. “No tenemos apego a los sillones sino a nuestros principios”, ha dicho Abascal, que ha calificado el órdago como “una de las decisiones más importantes de la historia política de Vox”.
Abascal ha cargado con dureza contra el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quien ha acusado de “repartirse los jueces y RTVE” con Pedro Sánchez, a quien ha calificado de “autócrata corrupto que siembra división y miseria” entre los españoles. Además, ha atacado a Feijóo por “impedir y torpedear los acuerdos autonómicos” tras acordar el reparto de 347 niños migrantes en las autonomías donde gobierna el PP. Abascal incluso ha llegado a asegurar que “nadie ha votado a Vox, y me atrevo a decir que tampoco al PP, para facilitar una invasión de inmigrantes ilegales”.
La comparecencia de Abascal, sin preguntas, para anunciar la decisión del partido se demoró una hora y media, un lapso de tiempo que alimentó no pocas dudas tras una jornada que se vivió con distintos sabores según la comunidad autónoma. Mientras que en Valencia los diputados de PP y Vox se lanzaban elogios en un pleno donde aprobaron su ley de Concordia, los altos cargos de la ultraderecha en Aragón cancelaban su agenda al punto de la mañana. En Murcia, los consejeros de Vox ni acudieron al consejo de Gobierno.