Vinicius Júnior, delantero del Real Madrid, ha pasado con más pena que gloria por la Copa América. Llegaba como el gran candidato a ser Balón de Oro, oposición que debía confirmar con su selección en Estados Unidos. Pero se va con malas sensaciones y criticado por su bajo rendimiento y mal comportamiento. Acabó viendo desde la grada por sanción la derrota de su selección ante Uruguay, en la tanda de penaltis en los cuartos de final del torneo de selecciones americano.
El delantero brasileño volvió a ser centro de atención más por su polémico carácter que por su fútbol de fantasía. Una vez más se perdió en riñas y discusiones en lugar de desplegar su fútbol de vértigo para salvar oponentes. Un perfil que conocen de sobra en el Real Madrid y en el fútbol español, pero que pasaba el filtro de su país hasta que llegó el momento en el que debía tirar del carro.
Codazo y a la grada en cuartos
“El Vinícius de Brasil no es el Vinícius del Real Madrid”, aseguraba la prensa de su país tras el debut en la Copa América con un triste 0-0 ante Costa Rica. El delantero blanco cargaba con la responsabilidad de ser el heredero de Neymar, pero no convenció a nadie. Los focos se centraron en él, para ir apagándose salvo en el partido contra Paraguay, en el que marcó dos goles (4-1), pero vio una tarjeta amarilla por una entrada a destiempo.
Cuatro días después, en el partido contra Colombia, propinó un codazo sin venir a cuento a James Rodríguez que le costó otra tarjeta amarilla. Una acción que le dejaba fuera del partido de cuartos de final contra Uruguay. En su país le llovieron las críticas al calificar la acción de “infantil”, asegurando que fue “una tarjeta de juvenil”, “barata” o “irresponsable” para sentenciar que “quiere ser protagonista y está confundiendo ser protagonista con pelearse con todos”.
España, acostumbrada a este Vinicius
En España no pilla de sorpresa todo lo que han vivido en Brasil, por mucho que la prensa de aquel país insista que “con el Madrid no lo haría”. Pero sí, lo hace hasta el punto de que desquicia a su afición, a sus compañeros e incluso a Carlo Ancelotti, que intenta hacer un curso acelerado para que se dedique a jugar al fútbol y a evadirse de esas polémicas que dañan su imagen pero, sobre todo, minimizan su capacidad futbolística.
En definitiva, Vinicius y Brasil defraudaron en la Copa América cayendo en los cuartos de final en la tanda de penaltis contra Uruguay, con su gran estrella en la grada por sanción. Un trayecto corto y decepcionante que cuestiona los méritos del delantero del Real Madrid para optar al Balón de Oro. El motivo, el de siempre, su actitud irreverente contra rivales, árbitros y aficiones que eclipsan su talento.