Quedan tan solo 18 días para unas elecciones en Venezuela que pueden ser históricas. Si el promedio de las encuestas acierta, el candidato opositor Edmundo González ganaría holgadamente a Nicolás Maduro y pondría fin a 25 años de proyecto chavista. Pero en la República Bolivariana la política siempre es incierta. ¿Serán unos comicios limpios? ¿Se acatará el resultado? Hay en marcha negociaciones para una transición pacífica.
En España vive algo más de medio millón de venezolanos. Unos 300.000 tienen edad de votar. Sin embargo, tan solo 24.472 podrán hacerlo, según los últimos datos de registro. La disidencia denuncia que se están poniendo trabas. Buena parte de los 7,7 millones de exiliados venezolanos (la mayor crisis migratoria en América Latina) votarían contra el Gobierno bajo el que se han visto obligados a salir del país, asegura el disidente venezolano Leopoldo López en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA este martes en Madrid, donde vive exiliado desde hace casi cuatro años. Llegó a la capital española tras enorme un periplo personal. Fue detenido en 2014 por convocar unas protestas y enviado a prisión, condenado a 13 años. Pasó casi cuatro años “en una celda de dos por dos”. Fue liberado de su posterior arresto domiciliario en medio un levantamiento contra Maduro en 2019, que terminó fracasando. Se refugió en la Embajada de España y desde allí huyó a Madrid en octubre de 2020.
¿Qué espera para las elecciones del 28 de julio? Estamos a dos semanas de que se pueda dar una transición a la democracia. Yo hice huelga de hambre de 28 días en la cárcel en 2015 pidiendo eleccione. Se hicieron y ganamos dos tercios de la Asamblea Nacional, pero luego la dictadura desmanteló progresivamente la Asamblea Nacional.
¿Qué le hace pensar que esta vez va a ser diferente? Hay elementos diferentes. El primero es el rechazo de Maduro. Se ha convertido en la cara del hambre, de la inseguridad, del desabastecimiento y del alto coste de la vida. Pero, sobre todo, hoy en día es la cara de la separación de las familias [obligadas a emigrar]. When Edmundo González, our candidate, and María Corina Machado tour the country, what people ask most is that families can be reunited again.
Ustedes y el resto de la oposición se han unido en la Plataforma Unitaria Democrática. ¿Hay en dentro partidos de izquierdas? Hay partidos socialdemócratas y de izquierdas, otros que acompañaron al chavismo en algún momento, y otros de centro y de derechas.
Hay encuestas que dan a su candidato más del 50% y a Maduro, la mitad. ¿Son creíbles? Sí. Hay muchas encuestas, la dictadura también ha sacado las suyas…
Diciendo que ganan… Valen solo lo que vale la tinta donde se imprimen. Hay muchas formas de notar lo que está pasando en el país. Las encuestas son una interpretación de un tercero. Pero hemos tenido manifestaciones de cientos de miles de personas en pueblos muy pequeños…
También he visto un baño de masas de Maduro en el arranque de la campaña la semana pasada…Pero esa es una movilización de la maquinaria del Estado. Lo que hay al lado de Edmundo o de María Corina es una movilización espontánea en donde la gente camina 10 o 15 kilómetros para llegar al lugar de la manifestación, que se hacen en los lugares más alejados de la capital. Yo hablo todos los días con Venezuela, y lo que me llega es imparable. Evidentemente, estamos en una dictadura. Las elecciones no van a ser ni libres ni justas. Pero logramos colar a un candidato después de que inhabilitaran a María Corina. Un total desconocido hace tres meses.
Edmundo González, diplomático de 74 años… Está dando un mensaje de encuentro, de reconciliación y de garantías para todos. Eso va a ser muy importante para que sectores clave del país se posicionen ante la avalancha de votos, Va a ser un tsunami de votos en contra de Maduro. Espero que los militares puedan ponerse de lado correcto en la historia.
En ocasiones se ha primado la estabilidad de sus intereses económicos por encima de la transición a la democracia.
¿Se fían del recuento electoral? Pues no. Pero para eso se está articulando una estructura de decenas de miles de personas en absolutamente todos los centros de votación. Vamos a tener capacidad de saber en tiempo real lo que está pasando: qué centros abren, cuáles cierran, las actas de cada una de las mesas de votación. Como decimos en Venezuela: tendremos “los pelos del burro en la mano”.
Pero sin observadores internacionales… No hay observadores internacionales. Maduro, de forma cobarde, rechazó que entrara la UE. Hay una misión de observación del Centro Carter de Estados Unidos e irán algunas personas de la ONU, pero con capacidades limitadas.
Partamos entonces del escenario de que no se suspenden las elecciones y que se produce esa “avalancha” en contra de Maduro. Luego, ¿qué? Si, según lo que usted mismo ha dicho, es un dictador o un autócrata, no tiene por qué ceder el poder… No se puede ver lo que sucede en Venezuela en una línea recta, bajo los parámetros de una democracia, como si fueran elecciones en España, Francia, Estados Unidos, Costa Rica o Brasil…
Pero usted lo ha comparado con Corea del Norte o China. ¿No hay contradicción en decir que es una dictadura pero que va a haber elecciones? En el ámbito de las autocracias hay diversidad. Corea del Norte, China o Cuba están en un extremo. Luego hay autocracias electorales, que buscan presentar la ficción de elecciones, como en Irán o Rusia.
Va a haber un tsunami de votos tan emotivo como cuando Sudáfrica eligió a Nelson Mandela.
¿Cómo será la transición? Depende de cómo reaccione la dictadura. Maduro puede perfectamente desconocer el proceso, pero yo creo que eso va a tener consecuencias. En este momento hay un clamor de cambio en el país. No creo que la gente se quede pasivamente ante un fraude electoral. La gente ha salido a protestar una y otra vez…
¿Un enfrentamiento civil? No, porque hay un factor que pesará sobre los hombros de los militares si salen a reprimir a los venezolanos. Cuando convocamos las protestas en 2014 y yo terminé en la cárcel, siete años entre una cosa y otra, el sector militar y policial tenía entonces la percepción de que eran completamente anónimos y que podían hacer lo que fuera porque no era su responsabilidad. Hoy en día saben que sus nombres están en la Corte Penal Internacional y la cadena de mando señalada en informes que ha hecho la ONU y por la investigación que está haciendo la Corte Penal. Se lo pensarán si salen a matar, como hicieron en 2014, 2017 o 2019.
Ha mencionado a los militares varias veces. ¿Tiene algún indicio de que esta vez vayan a comportarse de forma diferente? No, simplemente creo que el país está en una posición distinta. Edmundo González tiene 60-65% de intención de voto; Maduro, menos de un 20%. No es lo mismo tratar de esconder debajo de la alfombra 100.000 votos que 20-25 puntos, que son millones de votos.
¿Hay negociaciones en marcha para definir una posible transición? Hay negociación bilateral entre los Estados Unidos y la dictadura. Comenzó tras la invasión Ucrania, que tenía desde el punto de vista de los americanos, el tema energético y migratorio. Se firmaron en Barbados los acuerdos con un anexo que era el compromiso democrático. Maduro lo incumplió. Pero la semana pasada se volvió a establecer un contacto entre Estados Unidos y la dictadura. Según la información que tengo, la posición de los Estados Unidos es que Maduro debe cumplir lo acordado en materia electoral.
¿Cuál está siendo el papel de España en este proceso electoral? Mire: hasta ahora no está teniendo ningún papel especial en este proceso. Sí espero que España sea consecuente con lo que ha dicho y con sus valores democráticos, y defienda la voluntad del pueblo venezolano, que se va a expresar el 28 de julio. Yo espero ver a España liderando un proceso en Europa de reconocimiento de la victoria de los sectores democráticos. Espero ver a España muy activa, en un acompañamiento en el proceso de transición. Que sea constructiva en una nueva etapa de Venezuela. España está llamada a ser la punta de lanza desde Europa para todo ese proceso.
¿No ha habido ningún papel activo de España en este proceso? No.
¿Deberíamos haberlo tenido, o habría sido contraproducente que España se involucrara más? No tiene sentido hablar mirando el retrovisor. Lo que sí espero es que España, desde la opinión pública al Gobierno, le presten la máxima atención a lo que está ocurriendo en Venezuela.
¿Le parece raro que el Gobierno no esté más activo en algo tan importante como un proceso que puede llevar al final de 25 años de chavismo? Es lo que es. Durante un tiempo hubo una percepción equivocada de lo que estaba pasando. Tengo entendido que, incluso en algún momento dado, un diplomático europeo en Caracas llegó a decir que la situación en Venezuela no iba a tener salida en 2024, que había que esperar y ver si en el año 2030 sucedía algo. Estaba totalmente equivocado. Hay diplomáticos que se dedican simplemente a escuchar versiones interesadas del gobierno o de los intereses económicos. Porque hay que ser muy claro: ha habido intereses económicos alrededor de todo lo que ha ocurrido con respecto a la política de Venezuela que han tenido influencia: los tenedores de bonos, las empresas energéticas, aquellas empresas que están buscando cobrar deudas…
¿Habla de los intereses españoles que hay allí como Repsol, Movistar, BBVA…? Sin duda, claro. En ocasiones se ha primado la estabilidad de sus intereses económicos por encima de la transición a la democracia. Ha ocurrido con España y también con otros países.
Pero reconocimos a Juan Guaidó como “presidente encargado” en 2019, en un movimiento arriesgado…. Y fue muy positivo. Luego llegó el covid y empezó a cambiar esa política hacia otra más bien de estabilizar la dictadura. Una política que se acercaba más a una visión cubana de lo que ocurre en Venezuela; que no hay un horizonte de cambio que pudiese materializarse.
Dice que esa es la visión que imperaba en el Gobierno español… Bueno, en el Gobierno español y en el de otros. Creo que incluso Estados Unidos transitó por ese camino. Ha sido el pueblo de Venezuela los que han demostrado que esa visión estaba equivocada.
¿Alguna vez se ha reunido usted con Zapatero? Me visitó varias veces en la cárcel y en el arresto domiciliario.
Ahora está bastante callado… Ha sido un activo defensor de Maduro. Cada vez que va a Caracas, todo son risas y abrazos con el dictador responsable de cometer crímenes de lesa humanidad. No lo digo yo, lo dice la ONU y la Corte Penal Internacional. Estuve la semana pasada en Ginebra, donde se presentó el último informe de la Comisión de Derechos Humanos. Se habla desapariciones forzosas, de detenciones arbitrarias, de tortura, de condiciones contemporáneas de esclavitud, de censura, de inhabilitaciones políticas, denegación de justicia. Me sorprende que haya todavía apologetas de la dictadura.
¿No es posible que se le esté dando una suerte de abrazo del oso? Un abrazo para poder influir. Fue una lección de la Transición española: que hay que mantener puertas abiertas y negociar con el enemigo…. Bueno, en dos semanas veremos si el oso abraza o si da cariño. Va a haber un tsunami de votos tan emotivo como cuando Sudáfrica eligió a Nelson Mandela. Va a ver colas y colas y colas de gente, ríos de gente caminando a los centros de votación. Va a ver emoción, gente llorando, una manifestación de un país que quiere cambio y democracia.
¿Ha hecho algo mal la oposición durante estos años? Seguro. Son 25 años. Hemos estado arriba y abajo. Hay quienes se dedican a criticar la oposición. Es una crítica injusta. Los países autocráticos buscan dividir. Y disponen del palo y la zanahoria.
¿Alguna autocrítica? ¿Han sido en algunos momentos demasiado violentos o agresivos? Diría que en algunos momentos hemos sobreestimado la capacidad de movilización que se tenía. Hemos subestimado cómo de criminal era la dictadura, o que iban a mandar a los “colectivos” [paramilitares] and the military to kill people: more than 300 murders and thousands of people detained and tortured.
Vladimir Padrino López es el general en jefe del Ejército Bolivariano, ¿qué papel cree que va a tener? Muy importante. Veremos los días 28, 29 y 30. Van a ser días decisivos.
¿Se vuelve si hay transición? Claro, claro. Yo y millones más.