Prometió la construcción de una “megacárcel sin piscina ni gimnasio” en la que “encarcelar a los políticos corruptos y a los delincuentes” y se comprometió a sortear su sueldo como eurodiputado. A Luis Pérez Fernández, más conocido como Alvise Pérez, no le hizo falta mucho más para colocarse como la cuarta fuerza más votada en la Región de Murcia (sexta en España) en las primeras elecciones a las que se presentó, las europeas del domingo pasado. Más de 34.000 murcianos (más de 800.000 españoles) se lanzaron a votar a la Agrupación de Electores Se Acabó La Fiesta (SALF), una candidatura disruptiva, sin programa electoral y encabezada por un exasesor de partidos como UPYD y Ciudadanos que se hizo conocido en redes sociales por propagar bulos.
La pregunta se hace sola. ¿Cómo ha pasado algo así? Dos hermanos de Murcia de 21 y 24 años aportan algunas claves.
“Tiene un discurso que no le puede no gustar a nadie, sea verdad o mentira” explica Miguel, que trabaja como técnico de red y estudia ADE en la Universidad de Murcia (UMU). Conoció a Alvise hace seis meses, cuando su novia le pidió que escuchara una entrevista que le concedió al ‘youtuber’, con residencia en Andorra, Wall Street Wolverine.
“¿Quién no quiere que en su país no haya ilegales?“, se pregunta. El propio Alvise dijo durante su comparecencia en la noche electoral que “los tomates necesitan más papeles para salir del huerto que un inmigrante ilegal para entrar a este país”.
Javier sabe que el nuevo eurodiputado arrastra problemas con la justicia, pero se fía de lo que dice el acusado, que asegura que se trata de denuncias falsas. “No tengo capacidad de comprobar eso, me tengo que fiar”, afirma. Lo cierto es que difundió bulos contra la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el exministro de Sanidad Salvador Illa y fue condenado a pagarle 10.000 euros a la periodista Ana Pastor por violar su derecho a la intimidad. Como eurodiputado, ahora gozará de inviolabilidad.
En su círculo familiar y de amigos hay quien “sigue en sus trece” de votar a “partidos arcaicos” como PP y PSOE, pero también “a la extrema derecha, como se dice ahora”. Opina que es “difícil” responder a la pregunta de si Alvise es de izquierdas o de derechas. “Creo que es una agrupación que no se puede colocar en ninguna escala porque va en contra de los partidos políticos y de la casta política”.
Javier, a sus 24 años, se había abstenido en todas las elecciones hasta el 9J. No cree que se vaya arrepentir de votar a SALF. “Si resulta ser un fraude no será distinto a cualquier otro que hubiera podido votar”, argumenta.
Su hermano Miguel, 21 años, estudia Ingeniería Naval en la UPCT y conoció a Alvise a través de su cuenta de TikTok hace unos cinco meses. “Entre mi grupo de amigos tuvimos varios debates al respecto y a muchos no terminó de convencerle por el tema de la desinformación y que no tenía programa”, señala este joven, que reconoce que no tuvo clara su papeleta hasta “minutos antes” de llegar al colegio electoral.
“Lo califican de ultraderechista por sus ideas, pero yo creo que es un antisistema que está en contra de la corrupción”, dice. Para él, este punto es muy importante porque se ha “criado” con casos muy mediáticos como la Gürtel o los ERE de Andalucía. “El primero que recuerdo es el de las tarjetas black”, hace memoria. “Para mí, esto es lo común… pero no debería ser normal”, añade.
Miguel, que compara a Alvise con Nayib Armando Bukele, presidente de El Salvador, optó por Santiago Abascal en las últimas elecciones generales. “No es que me dejara de convencer Vox, sino que quería que SALF tuviera representación en Europa para poder luchar contra la corrupción desde dentro”.
La socióloga Virginia Sánchez cree que Alvise “aún no ha tocado techo” y “le queda recorrido”
“Como producto de marketing, lo ha bordado”, señala Virginia Sánchez, del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de la Región de Murcia (Mupolsoc). “Alvise ha usado a su favor toda la contención que se le ha impuesto en los medios de comunicación, que apenas le han ofrecido entrevistas, para crearse un mito, una leyenda”, afirma. Para esta socióloga, el éxito de Se Acabó La Fiesta (SALF) radica en su estrategia de “contraposición a todo lo que hay”. Es decir, “todo lo que consumimos tiene unos estándares iguales, mientras que Alvise habla distinto, a través de un canal diferente y ofrece un mensaje nuevo”. De esta forma, “se erige como la voz de los silenciados”. “Es la estrategia más vieja del mundo: ir contra todo”, dice. Además, con un “tono llano, rayando lo vulgar, que abre la puerta a mucha gente”. Si su discurso ha entrado tan bien es porque es totalmente populista. “Usa la táctica causa-efecto, se va a la explicación más sencilla de digerir para problemas complejos y se ha llevado a los votantes de calle”, apunta. Sánchez advierte de que el fenómeno SALF solo acaba de empezar. “No ha tocado techo, le queda recorrido”, augura, si bien matiza que estas fuerzas, “igual de rápido que entran, salen”. En este sentido, explica que Alvise “ahora tiene que institucionalizarse”, proceso en el cual “perderá fuerza”. Lo mismo ocurrió con Vox al entrar “en el engranaje político”. En efecto, el suflé del partido de Abascal parece que se hinchó al máximo hasta que consiguió entrar en gobiernos autonómicos, como el de la Región de Murcia. Desde entonces, parece consolidarse como tercera fuerza y nada hace temer al PP que pueda comerle más terreno. “Alvise se va a ver ahora muy solo y en un juego en el que se va enfrentar a gente muy curtida”, comenta Sánchez, que se confiesa “partidaria de que se le abra la puerta y comience a moverse”.
Síndrome del cuñado
La experta en Sociología del Colegio murciano cree que parte del éxito de SALF se debe al sesgo de confirmación, que es la tendencia a favorecer la información que confirma las propias creencias o hipótesis, dando desproporcionadamente menos consideración a posibles alternativas. “Es lo que se conoce popularmente como el síndrome del cuñado, por el cual algunas personas validan a un interlocutor, Alvise, en este caso, porque hace suyo un discurso que sienten como verdad”, destaca. Esto ocurre, prosigue, porque los partidos desisten de abrir “temas incómodos”, como la inmigración, dejando así ese espacio a personajes como Alvise.
El politólogo Andrés Ballesteros alerta sobre la importación de una política a la americana
La Región volvió a sorprender en unas elecciones. El pasado domingo, esta comunidad fue en la que más éxito tuvo Se Acabó La Fiesta (SALF), la candidatura de Alvise Pérez. En 2019, los murcianos dejaron ojipláticos al resto de españoles al votar en masa a Santiago Abascal en las generales, que ganó aquellos comicios. “Tenemos un factor de predisposición a saltarnos la hegemonía de los grandes partidos”, afirma el politólogo del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de la Región Andrés Ballesteros. No obstante, destaca la paradoja de que este tipo de dinámicas sean “habituales” en una región en la que “gran parte del voto está anclado en el Partido Popular desde hace más de treinta años” en las autonómicas. “Esto ocurre porque las europeas son elecciones a las que los murcianos le dan, generalmente, poca importancia y arrastran menos carga ideológica”, explica. Por otra parte, el politólogo remarca que las nuevas generaciones se informan por fuentes muy determinadas, como canales de Telegram, en los que les llega información que puede ser muy interesada, sin filtros profesionales y sin posibilidad de ser verificada, ya que los usuarios de estas herramientas no buscan una segunda fuente de información. “A esta realidad se suma el problema, que ya llevamos años arrastrando, de la desafección política”, agrega Ballesteros, que se ha acuciado aún más en los últimos tiempos por la sucesión de procesos electorales desde el 28 de mayo de 2023. Luego se adelantaron las generales, con sus posteriores problemas para formar gobierno y, posteriormente, los comicios gallegos, vascos, catalanes y, finalmente, los europeos. Al este cóctel se añade la constante amenaza de un nuevo adelanto de las generales.
Política ‘made in USA’
Para Ballesteros, SALF bebe del modelo de política americano, “pero en contexto europeo”. “Es pronto para saber si estamos ante nuestro Milei, pero es evidente la influencia cada vez mayor de las redes sociales. Alvise no ha hecho campaña como el resto de partidos, todo se ha basado en el boca a boca y en las redes, dotándose de una actitud muy personalista, en la que él es el propio mensaje. Es el triunfo del ‘outsider’ y del discurso ‘anti-establishment”, manifiesta. Ballesteros admite que “el PSOE jugó otra vez muy bien los tiempos en campaña” y para eso aprovechó la existencia de Alvise para ‘advertir’ del peligro los días previos al 9J, cuando en realidad le estaba dando publicidad a la candidatura de Se Acabó La Fiesta para dividir el voto del bloque de la derecha.