Cuando Javier Milei vino a Madrid el tercer fin de semana de mayo no estuvo encima de la mesa reunirse con la presidenta de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso siempre ha exhibido al mandatario argentino como un referente internacional, apoyó vehemente su candidatura en las presidenciales para derrotar al peronismo, ha hecho suyas expresiones tan reconocibles como “viva la libertad, carajo” y le defendió como ningún otro lo hizo dentro del PP cuando se enfrentó con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Sin embargo, como reconocían en la Puerta del Sol, la agenda de Milei aquellos días -que vino a Madrid a presentar su último libro y sobre todo como gran estrella del cónclave de ultraderecha organizado por Vox- no permitía ningún acercamiento. “No tiene sentido. Viene a hacerle la campaña a Vox”, insistían en el equipo de Ayuso, a las puertas de que comenzara la campaña europea. El momento no podía ser más sensible. No se habría entendido ninguna reunión similar a la que sí se producirá este viernes.
El mandatario argentino regresa a la capital para recibir el premio que anualmente concede el Instituto Juan de Mariana por “sus ideas de defensa de la libertad”. Y su único acto público será en la sede de la Comunidad madrileña por la tarde, cuando Ayuso le condecorará con la Medalla Internacional de la región. Una decisión que ha descolocado a Vox, el gran socio del argentino y cuya rivalidad con la líder madrileña es total precisamente por el éxito que tiene entre sus votantes. Ayuso arrebata así una de las grandes banderas de los ultra. En Vox no han aclarado si Abascal acudirá a la entrega del premio posterior, pero sí recalcan que el único partido al que realmente ha apoyado Milei es al suyo.
En todo caso, la medalla al argentino ha tensionado mucho las filas del PP, que aunque asumen que tiene “un perfil propio” que siempre explota, también consideran que a veces, como sucede este viernes, puede ser “perjudicial” para la formación. “Ella va por libre. Pero no debería ser así con visitas de presidentes extranjeros que tienen un conflicto tan serio con España”, reflexionan distintos dirigentes consultados por este diario. En Génova trasladan el mensaje oficial de “respeto” a la agenda que tiene la madrileña, incluso respaldándola, y evitan polemizar con la medalla. De hecho, recalcan que hace justo un año el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, entregó la llave de la ciudad al presidente de Colombia, Gustavo Petro, aliado de Sumar y Podemos.
“Nosotros somos un partido que respetamos y condecoramos a los presidentes democráticamente elegidos. Y en este caso, además, estamos más cerca de Milei. Lo anómalo es que un ministro insulte a un presidente extranjero”, insisten en el equipo de Feijóo, tratando de sortear cualquier fisura pública.
Pero dirigentes de distintos niveles y territorios consultados por este periódico, sin embargo, creen “inoportuno” el encuentro. Algunos incluso expresan “malestar” por la repercusión que puede tener la agenda de la madrileña en este caso.
La realidad es que Feijóo fue crítico con las palabras de Milei sobre Begoña Gómez -a quien llamó “corrupta”- y los insultos que lanzó al presidente. El líder conservador terminó equiparando a Sánchez y al mandatario extranjero: “Ni el Gobierno argentino ni el del señor Sánchez, que empezó insinuando el consumo de sustancias del presidente argentino; ni el señor Milei, que siguió llamando corrupta a la mujer del presidente, están en el espacio de moderación que yo reivindico para la política. Esta escalada verbal no conduce a ninguna parte y a mí no me representa en ningún caso”, aseguró.
El encuentro de este viernes se produce además cuando la dirección nacional mantiene viva la negociación para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Un pacto de una naturaleza muy sensible que despierta dudas dentro del partido en el momento preciso en el que el PP cree que el Gobierno está atacando a la Justicia. En el equipo de Ayuso aseguran que Génova ha estado en todo momento informada de la iniciativa de la presidenta con el argentino y que “no se ha anunciado nada antes de que hablasen los presidentes”. La información sobre la reunión, eso sí, la hizo pública el portavoz del Gobierno de Milei.
Aunque en el PP de Madrid nadie cuestiona la medalla, incluso se defiende como una potestad de la presidenta en el marco de las relaciones institucionales de la Comunidad- en las filas populares se encogen de hombros cuando se les pregunta si esta condecoración es necesaria en pleno choque diplomático entre los dos países.
En el PP de Madrid tienen claro que su estrategia en esta legislatura pasa por neutralizar a Vox y recuperar el voto de quienes en las últimas autonómicas aún votaron al partido ultra y este encuentro con Milei se encuadra en ese objetivo de atraer al electorado más conservador y descontento con los partidos tradicionales.
Prudencia en Sol por la “imprevisibilidad”
Rocío Monasterio y Ayuso escenifican cada semana en el pleno la tensión permanente en la que se encuentran sus partidos en la región, con intervenciones cada vez menos amables entre ellas, y Monasterio quiso marcar territorio y dejar claro con algo de ironía que por mucho que Ayuso se reúna con Milei son ellos los que defienden las mismas ideas: “Que no se entere de todo esto Milei, porque como se entere de que ha aumentado el gasto público un 20% y paga a los medios con publicidad va a entrar en Sol con una motosierra“.
Por mucho que en la Puerta del Sol expliquen que se han concedido otras medallas a mandatarios internacionales para enmarcarlo dentro de la normalidad institucional, la forma que tendrá el acto en el que participan solos Ayuso y Milei pone de relieve lo inusual de dar una condecoración al presidente de un país en conflicto diplomático con España.
En ocasiones previas, como ocurrió en noviembre en la reunión con el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ambos dirigentes ofrecieron una rueda de prensa posterior al acto de entrega de la medalla. En esta ocasión, en el Gobierno regional sugieren que es probable que solo haya una declaración institucional por parte de ambos, sin preguntas de los medios. La “imprevisibilidad” del presidente Milei y los antecedentes, por su apoyo a Vox, justifican las dudas sobre el formato.