El Partido Laborista británico ha lanzado este jueves un programa electoral que apuesta todo al crecimiento económico. El líder del partido, Keir Starmer, ha presentado oficialmente el plan de su Gobierno en caso de ganar las elecciones generales en el Reino Unido, que incluye inversiones para la construcción de 1,5 millones de viviendas y la modificación del sistema de planificación urbanística para promover el desarrollo de infraestructuras y estimular la economía. “Hoy podemos pasar página y poner los primeros cimientos para lograr la estabilidad. Sobre esos cimientos podremos empezar a reconstruir Gran Bretaña“, ha dicho Starmer, arropado por la plana mayor de su partido en un acto en Manchester.
El líder laborista ha vuelto a presentar un partido que defiende a las empresas y la creación de empleo. Prueba de ello ha sido la intervención del presidente del grupo de supermercados Iceland, Richard Walker, quien ha acusado al Partido Conservador de falta de capacidad y de ambición para cambiar las cosas tras 14 años en el poder. “Los ‘tories’ están faltos de ideas, sólo el Partido Laborista puede cambiar la trayectoria de este país y corregir los resultados económicos desastrosos“, ha asegurado el empresario. Su intervención en los minutos previos al discurso de Starmer ha evidenciado el giro al centro de la formación y la lejanía con el rumbo tomado por la anterior dirección bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn.
Carga fiscal
Los laboristas han lanzado propuestas que requerirán un mayor gasto público, entre ellas la realización de 40.000 consultas adicionales a la semana en la sanidad pública o la contratación de 6.500 profesores. Unos planes que pretenden financiar con medidas como el combate a la evasión fiscal o con los impuestos a los beneficios extraordinarios de las empresas petroleras y energéticas y que, aseguran, no supondrán una mayor carga fiscal para las familias. “Estas medidas estarán financiadas y presupuestadas íntegramente. No es negociable. No podemos jugar al despiste con las finanzas públicas”, ha dicho Starmer, quien ha garantizado que no subirá el impuesto sobre la renta, el IVA ni las cotizaciones a la Seguridad Social.
Pero las dudas sobre la viabilidad de los planes de Starmer siguen presentes ante la incertidumbre económica de cara a los próximos años. El presupuesto presentado en marzo por el Gobierno prevé un crecimiento económico medio del 1,5% en los próximos cinco años, una cifra inferior a la media anual registrada entre 2010 y 2019, del 1,9%. “Cualquiera de los principales partidos que forme el próximo Gobierno tendrá que recortar el gasto o subir los impuestos o incumplirá sus propios objetivos fiscales”, alertó hace apenas unos días el director del Institute for Fiscal Studies, uno de los centros de pensamiento más influyentes del país, en una columna en el diario ‘The Times’.
El líder laborista ha reconocido las dificultades y ha evitado hacer grandes promesas para los primeros meses de su mandato, en caso de ganar las elecciones. “No me malinterpretéis, estos desafíos no desaparecerán de un día para otro si ganamos. No tenemos una varita mágica. Pero lo que sí tenemos, y lo que este programa representa, es un plan creíble a largo plazo. Un plan basado en cimientos estables y con primeros pasos bien definidos”, ha dicho Starmer, quien ha acusado al Partido Conservador de hacer promesas que no puede cumplir.
Encuestas a favor
Más allá de la propuesta económica, el programa del Partido Laborista incluye la creación de una empresa nacional de energía para abaratar las facturas de la luz –basada en el desarrollo de energías renovables–, la lucha contra la inseguridad ciudadana y la creación del Comando de Seguridad de Fronteras, destinado a combatir los grupos criminales que trafican con personas y que establecen rutas clandestinas para facilitar la llegada irregular de inmigrantes a través del Canal de la Mancha. “No voy a aceptar que las únicas bandas que aparentemente no podemos combatir son las que controlan este negocio”, ha asegurado Starmer.
La estrategia laborista pasa por apelar tanto a los grandes empresarios como a las familias trabajadoras. Una apuesta que por ahora le está dando buenos resultados: las encuestas mantienen al partido como el claro favorito para ganar las elecciones, con cerca del 44% de los votos, frente a un Partido Conservador que se sitúa cerca del 20% y que siente cada vez más cerca la amenaza de una derecha populista en auge.