La Reserva Federal (Fed) ha decidido este miércoles mantener los tipos de interés sin cambios, como se esperaba, en el intervalo del 5,25%-5,5% al que los elevó en julio del año pasado. La persistencia de la alta inflación en Estados Unidos, así, ha obligado al banco central del país a mantener el precio del dinero en su nivel más alto desde 2001 y a retrasar la desescalada de la lucha para domar el IPC, que le llevó a subir tipos en 5,25 puntos porcentuales entre marzo de 2022 y el pasado verano. Al contrario que otras autoridades monetarias como el Banco Central Europeo (BCE), los precios no han dado margen aún a la Fed para suavizar su estrategia.
De hecho, la mayoría de los 19 máximos dirigentes del banco central estadounidense (los miembros de su consejo y los presidentes de los bancos centrales regionales del país) prevé ahora un solo recorte de tipos en lo que queda de año, frente a los tres que esperaban hasta ahora. Eso sí, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha precisado que 15 de los 19 se mueven entre esperar uno o dos recortes, si bien al tener que concretar han considerado más probable uno.
La reducción de las bajadas de tipos esperables es el mensaje más relevante de la reunión y demuestra la dificultad de reducir el alto nivel de precios en Estados Unidos. La inflación en el país bajó con fuerza desde el máximo del 9,1% de junio de 2022 al 3% del mismo mes de 2023, lo que llevó al mercado el pasado otoño a esperar entre seis y siete bajadas de tipos a lo largo de 2024. Sin embargo, la reducción del IPC se ha frenado en los últimos meses y el índice no consigue bajar de la barrera del 3%.
Los alto cargos de la Fed limitaron en diciembre -y mantuvieron en marzo- los recortes previsibles para este ejercicio a tres de 0,25 puntos y ahora los han reducido aún más, en línea con la expectativa de los analistas. El dato de la inflación de mayo, conocido también este jueves, ha dado un respiro, pero no ha sido suficiente: el IPC general bajó una décima, al 3,3%, cuando el mercado esperaba que se mantuviera respecto a abril. Y la inflación subyacente, que excluye los más volátiles precios de la energía y los alimentos, cayó dos décimas, una más de lo augurado, hasta el 3,4%. Powell, eso sí, ha apuntado que más datos positivos como el de mayo harían más posibles los recortes de tipos, como también lo haría un deterioro inesperado del mercado laboral. También ha advertido, empero, que unos datos peores de la inflación podrían llevarle a mantener los tipos más tiempo.
Inflación persistente
La subida de los precios en Estados Unidos, de momento, parece anclada en un nivel de entre el 3% y el 3,5%, y por tanto sigue persistentemente por encima del nivel objetivo de la Fed: 2% estable a medio plazo. A ello se suma que la economía está más fuerte de lo esperado (1,3% en el primer trimestre y con indicadores que apuntan a una mayor expansión en el segundo) debido al consumo doméstico y la inversión inmobiliaria, dos factores que contribuyen de forma negativa a reducir la inflación.
Al contrario que el BCE, además, la Fed tiene un doble mandato: velar por la estabilidad de precios, pero también tratar de lograr el pleno empleo. Y los datos del mercado laboral no empujan a reducir tipos: la creación de empleo aumentó en mayo (de 175.000 nuevos puestos de trabajo en abril a 272.000, frente a los 180.000 esperados), la subida de los salarios creció (del 3% al 4,1%) y las solicitudes del subsidio del paro se mantienen en niveles históricamente muy bajos (menos de 220.000), así como la tasa de desempleo (4%).
Más inflación, mismo crecimiento
La Fed, en este sentido, ha mantenido este jueves sus previsiones sobre el PIB (2,1%) y el paro (4%) para este año, pero ha aumentado las del IPC general (del 2,4% de marzo al 2,6%) y el subyacente (del 2,6% al 2,8%). “Los indicadores recientes sugieren que la actividad económica ha seguido expandiéndose a un ritmo sólido. El aumento del empleo se ha mantenido fuerte y la tasa de desempleo se ha mantenido baja. La inflación ha disminuido durante el año pasado, pero sigue siendo elevada. En los últimos meses, ha habido un modesto avance hacia el objetivo de inflación del 2%”, ha apuntado la Fed para argumentar su decisión de mantener los tipos. No bajará los tipos, ha añadio, hasta que tenga “más confianza” en que la inflación bajará hacia dicho objetivo.
Otra de las grandes incógnitas es si la Fed recortará o no los tipos antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos del próximo 5 de noviembre. Si su consejo termina realizando dos bajadas en lo que queda de año, lo más probable es que se produjeran en septiembre y noviembre, condiciendo con la actualización de sus previsiones macroeconómicas. Pero si solo aprueba una bajada, es más probable que sucediera en diciembre e implicaría un escenario de inflación aún más persistente, lo que en principio sería más perjudicial para Joe Biden después de haber estado los últimos cuatro años al frente del país y de su economía.