Ucrania y la invasión lanzada allí por Rusia han estado en el epicentro de la cumbre de la OTAN que se ha celebrado los tres últimos días en Washington, pero el cónclave ha dejado también una herencia con peligrosas implicaciones para la geopolítica y las relaciones internacionales: una tensión que se incrementa entre la Alianza Atlántica y China.
Cuando los 32 miembros presentaron su declaración conjunta el miércoles se vio que el texto señala con una contundencia inusitada hasta ahora a Pekín como el “cooperador decisivo” de Moscú en su guerra contra Ucrania, apuntando a su “denominada alianza ‘sin límites’ y su apoyo a gran escala para la base industrial de defensa rusa”. El comunicado señala también a Bielorrusia, Irán y Corea del Norte por esa cooperación, pero en el caso de Pekín se añade ese determinante adjetivo: “decisivo”.
La OTAN, por primera vez como organización, y no como hasta ahora a través de declaraciones individuales de líderes de los países miembros, acusa directamente a China de estar dando apoyo material al Kremlin, además de político, para la guerra. Y señala en particular a la transferencia de materiales de doble uso (civil y militar), como “componentes de armas, equipamiento y materiales brutos”.
“La república popular de China no puede facilitar la mayor guerra en Europa en la historia reciente sin que impacte negativamente sus intereses y reputación”, reza el comunicado en un mensaje indefinido pero cristalino de advertencia de sanciones. El texto también señala a China como un país que sigue presentando “retos sistémicos a la seguridad euro-atlántica” y habla de “actividades maliciosas sostenidas híbridas y cibernéticas, incluyendo desinformación”.
Indignación en Pekín
La reacción tan airada como previsible de China no se ha hecho esperar y el mensaje que ha resonado este jueves desde Pekín es que la OTAN busca su seguridad a costa de las ajenas y no conviene que lleve a Asia el caos que ya ha causado en Europa. En la rueda de prensa diaria del Ministerio de Exteriores chino, su portavoz ha defendido que la tozudez en responsabilizar a China “carece de bases” y tiene “motivos siniestros”.
En esa rueda de prensa se ha recordado que no ha sido Pekín quien ha generado la crisis, que atribuyen a la expansión al este de la OTAN. Y a ese mensaje se sumaba el que horas antes había lanzado la misión china en la Unión Europea, que exige el freno de la retórica beligerante y de las “mentiras, provocaciones y difamaciones” y defiende que la postura china en Ucrania consiste en promover conversaciones de paz y acuerdo político.
En Pekín indigna la escalada de tono en un comunicado que acusa a China, sin pruebas, de proporcionar a Rusia maquinaria, tecnología y herramientas para que fabrique bombas y armas, una acusación ante la que se replica que todos sus intercambios bilaterales respetan las normas de la Organización Mundial de Comercio.
Aliados en el Indo-Pacífico
Este jueves la trascendencia del momento, que acerca formalmente a toda la OTAN a la postura que hace tiempo ha mantenido Estados Unidos, ha quedado subrayada cuando, antes de otra reunión plenaria sobre Ucrania, jefes de estado y gobierno del Consejo del Atlántico Norte celebraban una reunión con la Unión Europea y los aliados del Indo-Pacífico que han vuelto a ser invitados a una cumbre: Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur.
Antes del arranque de la reunión el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguraba que el tema central de la conversación era “el alineamiento creciente de poderes autoritarios” y el apoyo de China a la economía de guerra de Rusia. “Como respuesta debemos trabajar más unidos que nunca para preservar la paz y proteger el orden internacional basado en reglas”, decía.
El comunicado de la OTAN, además, había detallado los planes de lanzar proyectos en colaboración con esos socios de la región de Asia-Pacífico en áreas que van del apoyo a Ucrania a la ciberdefensa y la tecnología y a contrarrestar la desinformación.
La voz discordante de Hungría
Pese a la unidad en el comunicado, uno de los miembros de la Alianza, Hungría, ha lanzado una crítica a este giro. En un comentario a la televisión estatal húngara el ministro de exteriores, Peter Szijarto, ha recordado que “la OTAN es una alianza de defensa” y ha añadido: “no podemos organizarla como un bloque anti-China”.
Víktor Orbán, el primer ministro húngaro, también ha criticado repetidamente la posición de la OTAN sobre la invasión rusa de Ucrania, acusando a la Alianza de estar comportándose “más y más como una organización de guerra”. Orbán visitó el lunes por sorpresa a Xi Jinping antes de viajar a Washington y antes había estado también en Ucrania y en Moscú, donde se reunió con Vladimir Putin. Este jueves, acabado el cónclave, iba a Florida para reunirse en Mar-a-Lago con Donald Trump, el expresidente estadounidense, que ahora mismo según los sondeos, y con el presidente Joe Biden en un momento crítico y crucial que pone en duda su carrera por la reelección, es favorito para volver a la Casa Blanca tras las elecciones presidenciales de noviembre.