‘Under the bridge: el asesinato de Reena Virk’
Creadora: Quinn Shephard
Dirección: Geeta Vasant Patel, Kevin Phillips, Catherine Hardwicke, Nimisha Mukerji, Quinn Shephard
Reparto: Lily Gladstone, Riley Keough, Vritika Gupta, Chloe Guidry
País: Estados Unidos
Duración: 35-47 min. (ocho episodios)
Año: 2024
Género: Drama de suspense
Estreno: 10 de julio de 2024 (Disney+)
★★★★
En la sobrecogedora serie ‘Under the bridge’, historia de un grupo de adolescentes envueltos en un asesinato, en parte por las fallas de un sistema que les ha dejado desprotegidos, se puede rastrear la sombra de películas de culto como ‘Instinto sádico’, ‘Bully’ y ‘Mean Creek’, las dos primeras basadas, como esta producción, en un caso tristemente real. Pero todavía más fácil resulta pensar en la tercera temporada de ‘The killing’, aquella inmersión sensible y emotiva en el entorno gris de unos jóvenes a la fuga de todo y todos; también de ellos mismos. Dirigió su episodio cumbre Jonathan Demme, ese artista capaz de encontrar la humanidad en cualquier rincón, incluso el más oscuro.
Cuando leyó el libro de 2005 en que se basa ‘Under the bridge’, la actriz metida a directora Quinn Shephard quedó sorprendida por la empatía con que Rebecca Godfrey se acercaba al caso de Reena Virk, aquella chica india-canadiense de catorce años que en 1997 fue apaleada y asesinada por un grupo de (sobre todo) chicas adolescentes en Saanich, en la Columbia Británica, Canadá. Empatía por la víctima, claro, de la que dejó fuera una trama que la dejaba en mal lugar, error corregido por Shephard. Pero empatía también incluso por los autores de su muerte, a los que trataba de explicar sin justificar. De ese espíritu sociológico nace esta serie admirable, raro caso de ‘true crime’ ficcional sensible, en absoluto ajeno a los escalofríos de género, pero matizado en su retrato de personajes y con indagaciones pertinentes sobre la clase de problemas sistémicos que propician ciertas tragedias.
La gran Riley Keough (al frente de otra serie tras ‘The girlfriend experience’ y ‘Todos quieren a Daisy Jones’) encarna aquí a la propia Godfrey (o una versión de aquella), de vuelta en la casa familiar después de diez años para escribir una novela sobre chicas problemáticas de la zona de Victoria. Así acaba enredándose, de manera instintiva, en la historia de Reena Virk (excelente Vritika Gupta), adolescente que lleva desaparecida tres días y que se sospecha podría haber sido asesinada por un grupo de antiguas (casi) colegas, una pandilla de chicas que tiene al gánster John Gotti como principal referente.
El regreso a casa supone su reencuentro con Cam Bentland (Lily Gladstone, la actriz nominada al Oscar por ‘Los asesinos de la luna’, otra vez exhibiendo la contención más poderosa), agente de policía ficcional con la que tiene asuntos por arreglar. Cam no observa a Rebecca, en principio, con los mejores ojos, pero acaba ablandándose poco a poco y hasta permitiendo que la visitante aproveche su imagen de chica guay para sonsacar información a los hipotéticos culpables del crimen. Ambas realizan sus respectivas investigaciones mientras la propia serie indaga en partes del pasado de los personajes, sobre todo de Reena: de la adscripción de su familia materna a los Testigos de Jehová, que deriva en un ambiente estricto en casa, al desarrollo de su relación con las chicas rebeldes a las que idolatra, encarnadas con maestría por Chloe Guidry (la líder Josephine), Izzy G (la fría Kelly) y Aiyana Goodfellow (la hipersensible Dusty), un trío de actrices a seguir.
Por momentos se puede llegar a pensar en la memorable ‘Girlhood’ de Céline Sciamma: Reena es, como Marieme (Karidja Touré), un personaje femenino que encuentra refugio y peligro en una banda de chicas mientras busca su identidad. Como en aquella, la raza forma parte de la paleta temática. En este caso, el tema musical que pone banda sonora a la (teórica) solidificación de su amistad no es ‘Diamonds’, de Rihanna, demasiado reciente, sino ‘Kick in the door’ del rapero Notorious B.I.G. A juego con la muy de moda ambientación noventera, suenan también temas de Sonic Youth, Cat Power o Nirvana. Pero lo que más se escucha es la banda sonora ‘ambient’ de Alex Somers, productor de Sigur Rós: el sonido de la tristeza más profunda, que no del terror ni el morbo.