Brasil, con el beneplácito de su opinión pública que hizo un acto de fe colectivo, montó su equipo para la Copa América 2024 convencida de que los futbolistas del Real Madrid marcarían las diferencias. Pues bien, ha acabado siendo todo lo contrario. La aportación de los ‘merengues’ ha acabado restando y socavando las opciones de título de la Pentacampeona mundial.
El fiasco de la Seleçao es gigantesco, cayendo eliminada en cuartos de final contra Uruguay y habiendo ganado solo uno de los cuatro partidos disputados, y el rendimiento del ‘cuarteto’ merengues es para olvidar.
Para empezar, Vinicius Jr. se autoproclamó líder del equipo, creyendo que había llegado el momento de ocupar definitivamente el rol de un Neymar lesionado y de capa caída. En su plan, estaba utilizar el torneo continental como una plataforma para lanzar su campaña mediática para el Balón de Oro. Y, en este tipo de certámenes, tener los medios de comunicación brasileños a su lado puede marcar la diferencia.
A la hora de la verdad, se ha estrellado. Vinicius ha hecho un torneo muy irregular en la que ha mostrado su peor imagen. Empezó, contra Costa Rica, con una estadísticas más propias de un ‘Balón de Hojalata’: dieciocho balones perdidos, ningún regate completado y ni una sola finalización.
Después, despertó en la goleada contra Paraguay (4-1) en la que firmó un ‘doblete’, pero volvió a meterse en todos los líos. Y, en el minuto 83, con el partido ya decidido con los tres goles de ventaja, vio una amarilla innecesaria por protestar, algo que hace de forma reiterada y con toda la permisividad arbitral cuando juega en el Real Madrid. Y, claro, está malacostumbrado.
Y, en el partido siguiente contra Colombia que cerraba la primera fase, se le cruzaron los cables. Y, en el minuto 6, le metió un manotazo a James Rodríguez… vio la amarilla. Era la segunda y comportaba sanción. Se perdió los cuartos de final contra Uruguay, donde la Seleçao acabó cavándose la tumba de los brasileños. Con los cafeteros (donde Brasil empató 1-1), Vini sufrió un penalti claro, no señalado, pero su actuación quedó marcada por una amonestación que podría haberse podido ahorrar. Una pataleta más.
Rodrygo y Endrick, delanteros sin goles
Lo de Rodrygo es de estudio. Ha jugado todo el torneo como falso ‘9’, menos contra la Celeste que ocupó el lugar del sancionado Vinicius. Y ha vivido peleado con el gol. Cuatro partidos de titular… ni una sola diana. Sigue sin dar la talla cada vez que juega con Brasil, donde cuenta con el apoyo unánime de sus compañeros, el seleccionador de turno y la prensa. Pues, ni así. Es otro que sale del torneo empequeñecido.
Endrick, que cumplirá los 18 años el próximo día 21, marcó tres goles en cuatro partidos amistosos en las fechas FIFA de marzo y junio, que dieron dos triunfos a Brasil y un empate. Sus compatriotas lo querían de titular, pero su seleccionador, Dorival Junior, lo dosificó.
Ha jugado a ratos. Llegó su momento ante Uruguay, donde formó ataque con Raphinha y Rodrygo flanqueándolo por los lados. Y no dio la talla. El clásico le vino grande. Ronald Araujo, que tuvo que retirarse en el minuto 33 por una lesión muscular, le mostró qué marcajes le esperan en la Liga.
El ‘menino prodígio’ está en fase de crecimiento y aún no está para las grandes citas. Se marchó de Estados Unidos, como Rodrygo, sin haber visto puerta.
Y Éder Militao, que ha jugado un torneo plano, también le pudo la presión en la hora H. Falló el primer penalti de Brasil en la serie contra Uruguay. Su lanzamiento lo atajó el portero del Internacional de Porto Alegre, Sergio Rochet. Por culpa de su fallo, Brasil fue a remolque en toda la tanda, que acabó perdiendo por 4-2, porque Douglas Luiz mandó su lanzamiento al palo.