“Yo siempre lo he sabido. Y en el fondo, mi madre también”, asegura Pedro Salazar (Ribera del Fresno, Badajoz, 1996). Se refiere a su homosexualidad, que lleva con orgullo y por bandera. Según la Asociación Nacional Unión del Pueblo Romaní, en Extremadura hay 15.000 gitanos. Pedro quiere ser referente un referente para todos ellos, especialmente para los jóvenes. Es por eso que se presentó al concurso Mr Gay España, un certamen enmarcado dentro de las celebraciones del Orgullo en Madrid. Su belleza exterior e interior han hecho que se alce con el segundo puesto.
¿Cómo llega a presentarse a este certamen?
Ya se habían presentado algunas personas que yo conocía. Siempre me habían dicho que era una experiencia inolvidable y este era mi momento. Yo quería celebrarme, sentirme libre. Me ha encantado vivir la experiencia.
Ha estado muy cerca de ganar.
¡Muy cerca! Yo quería ser el primer gitano gay que ganara esto, aunque para mí es un premio ya lo que he hecho: Representar todo lo que represento. Además me encanta mi tierra, y aunque a este certamen ya habían ido otros gitanos, ninguno era extremeño y ni había llegado tan lejos. Nunca habían pasado de semifinales. Para mí lo conseguido es un sueño. Extremeño, gitano y finalista.
¿Qué buscaba al presentarse a este concurso?
Visibilizar que el pueblo gitano ya está avanzando en este aspecto. Yo quería demostrarlo. Los gitanos ya van con un pie hacia adelante, aunque a veces parezca que está la cosa un poco estancada.
¿Ha sentido el apoyo su entorno?
Ese es el premio real. No imaginas el calor que he recibido de mi gente. Me escribían a diario, me llamaba la gente de mi pueblo, mis profesores del instituto contactaron conmigo y el Ayuntamiento de Ribera también mostró su apoyo en público. Estoy agradecido y orgulloso, de verdad, de que estén tan felices como yo.
Me habla de sus profesores y de su pueblo. ¿Cómo fue para usted ser gitano y gay en un mundo rural?
Yo creo que no es una cuestión de color, de orientación o de lugar de procedencia, sino del entorno que tengas. Para mí fue maravilloso porque mi familia me quiere de verdad. Daba igual qué condición sexual tuviera. Ellos me ha inculcado unos valores de respeto muy importantes. Yo, por ejemplo, no he sentido que haya sufrido ‘bullying’, aunque sí que he tenido situaciones… complicadas. Siempre he sabido defenderme de los que, de niño y de adolescente, me llamaban ‘gitano maricón’. Me ha afectado poco porque, lo que digo, he sabido defenderme.
¿Cuándo le dijo usted a su familia que era gay?
Yo creo que tenía 13 o 14 años. Tuve suerte porque me crie en una familia ‘moderna’. Ellos respetan mucho y eso me facilitó la vida. Yo estaba en mi pueblo y allí costaba más salir del armario, daba igual si eras gitano o no. En mi pandilla eran todo niñas menos dos chicos, los dos éramos homosexuales. Fuimos un gran apoyo el uno para el otro. Aun así, quería contárselo a mi familia.
¿Cómo reaccionaron?
Les costó. A ver, una madre no es tonta. Tu madre te conoce bien, sabe cómo eres desde pequeño. A la primera que se lo conté fue a ella. Yo estaba llorando, encerrado en un baño, y le grité “mama, que salgo del armario”. Ella me contestó “pues ya está. No pasa ‘ná’, hijo”. Se lo tomó a risa, siempre he tenido su calor. Mi madre me ha apoyado en todo.
¿Y su padre?
Mi padre también, aunque es distinto. Da igual que seas gitano o payo, a los padres se les tiene otro respeto, no se le cuenta todo. El mío nunca me ha dicho nada, ellos siempre me han aceptado así. Mi padre me llamó para felicitarme por el premio pero también para darme la enhorabuena por haberme presentado. Eso es lo que me llevo, es lo más importante que me ha dado el certamen. Me dijo que le paraban por el pueblo para darle la enhorabuena por el hijo que tiene, creo que está muy orgulloso de mí.
¿Usted ha llevado alguna pareja a casa?
Yo siempre pensaba ‘bastante es que me han aceptado así, no voy a llevar a mi pareja a casa’. Pues mira, he tenido pareja, lo he llevado a casa, le han querido y le han tratado como a uno más de la familia.
¿Ha tenido usted alguna pareja que fuera gitana?
Mi expareja era mestizo. Su familia también lo sabía. Si es que parece que no, pero la sociedad ha avanzado. Mi hermana mayor está casada con un cubano y no pasa nada.
Ahora vive usted en Madrid. ¿Su vida fue más fácil cuando se mudó?
Claro. Yo ya me sentía más libre desde el momento en el que salí del armario en el pueblo, pero acabé por mudarme a Badajoz. Me eché un grupo de amigos, salía por la zona de ambiente. Luego me fui a Sevilla con un amigo y después, a Madrid. Fue de casualidad, estábamos un día de fiesta y mi amigo me dijo “haz las maletas, mañana nos vamos a Madrid. Esta va a ser tu ciudad”. Aquí estoy muy bien, llevo ocho años, pero yo me muero por ir al pueblo y ver a mi familia. Me llama la tierra, no creo que me queden aquí más de cinco años. Badajoz, Mérida, Zafra… cualquier ciudad que ofrezca oportunidades laborales, pero quiero volver.
¿Le gustaría ser un referente en su tierra?
Imagínate, claro que sí. Yo espero que la participación en el certamen sirva para darme visibilidad y que eso ayude a la gente, sobre todo a los jóvenes del pueblo gitano. Hay muchos niños y no pueden tener una vida paralela. No tienen que sentir la necesidad de esconderse. Sé que todas las familias no se lo toman como la mía, pero la vida es una y hay que ser feliz. Con el tiempo, las cosas se pondrán en su sitio. El amor es libre y uno no es menos gitano por ser homosexual. No hay que tener miedo.