El mexicano Pato O’Ward (Arrow McLaren) ganó este domingo su segunda carrera del año en Mid-Ohio al imponerse en un apretadísimo duelo con el español Alex Palou (Chip Ganassi), en el día en el que comenzó la nueva era de la IndyCar con el componente eléctrico en el motor.
Fue la primera ocasión en la que O’Ward pudo celebrar en la línea de meta, ya que su victoria en St. Pete se dio tras la eliminación con posterioridad de los dos coches del equipo Penske. En Mid-Ohio sí se puso el sombrero de mariachi y festejó con todo su equipo en la línea de meta.
El podio lo completó el Penske del neozelandés Scott McLaughlin (tercer podio de la temporada para él). Le siguieron los dos Andretti del californiano Colton Herta y del sueco Marcus Ericsson.
“Fue una carrera muy complicada. Palou es muy fuerte con neumáticos duros, tuvimos que exigirle el máximo a los blandos. Me sentí muy cómodo con el coche este fin de semana. Tenemos un monoplaza muy fuerte para pelear por la victoria”, comentó O’Ward en línea de meta en declaraciones a la cadena NBC.
Pese a no poder ganar, para Palou el resultado es muy positivo al marcar más diferencias en la general por el campeonato. Supo dar un golpe sobre la mesa respecto a sus dos principales rivales: el australiano Will Power (Penske), que terminó undécimo; y su compañero, el neozelandés Scott Dixon (Chip Ganassi), que tuvo que abandonar por problemas mecánicos precisamente en el sistema híbrido de su monoplaza.
Palou suma 329 puntos a falta de seis fines de semana de campeonato más, con ocho pruebas puntuables en total sumando las dobles fechas de los óvalos de Iowa y Milwaukee. Power es segundo a 48 puntos de distancia, O’Ward salta a la tercera plaza a 70 unidades del líder y Dixon cae a la cuarta con 71 de desventaja.
“Sólo estaba pensando en ganar la carrera, hoy no pensaba en la general. Mañana estaré más contento cuando piense en eso”, manifestó Palou al terminar la carrera y firmar su cuarto podio del año, el quinto si se cuenta la victoria en la exhibición, sin puntos en juego, en The Thermal Club.
Palou controla desde la ‘pole’, pero O’Ward responde
El inicio de la prueba estuvo controlada en todo momento por Palou, aprovechando su primer puesto de salida y dejando en pocas vueltas a O’Ward y el resto de perseguidores más allá de los tres segundos.
Una distancia que no hizo más que aumentar y que cuando el español decidió visitar a los mecánicos por primera vez, en la vuelta número 29, ya era de 16 segundos con Herta, su inmediato perseguidor.
Con O’Ward consolidado en el segundo puesto y rodando también a muy buen ritmo, el único interés de la carrera pasó a ser quién acompañaría al español y al mexicano en el podio. La batalla se libró entre McLaughlin, Herta y Josef Newgarden (Penske).
El mexicano comenzó a rodar mucho más rápido y a sacarle todo el jugo a su McLaren. Intentó exitosamente un ‘undercut’ en el segundo paso por boxes que, unido a una tardanza en la parada de Palou, le puso líder de la prueba.
Comenzó entonces una preciosa batalla entre los dos pilotos, con distancias nunca mayores al segundo y medio entre ambos. Los dos monoplazas entraron en las últimas diez vueltas con prácticamente los mismos segundos de ‘push to pass’, lo cual hizo incluso más interesante la pelea por el triunfo final.
El tráfico con los doblados acercó a menos de medio segundo a Palou a falta de seis vueltas para la bandera a cuadros. Intentó en varias ocasiones atacar, pero no tuvo éxito.
Una salida de pista del argentino Agustín Canapino y su posterior regreso al trazado pudo suponer un problema para los dos líderes, que se toparon con el Juncos Hollinger y se vieron obligados a frenar.
O’Ward resistió en la primera plaza y logró lo que durante tantas pruebas se le había negado por problemas con el coche: un triunfo que significa mucho para el mexicano.