Lo que empezó como un movimiento protesta en redes sociales como respuesta a las ya conocidas palabras de Manuela Cañadas, que derivó en una acción revindicativa la playa de Sa Ràpita, ha culminado a primera hora de esta mañana cuando cerca de 300 personas han acudido al Caló des Moro con el objetivo de ‘recuperar’ las playas de Mallorca y lanzar un mensaje claro contra la masificación turística que en los últimos años “ha asfixiado” la isla. “Es el momento de parar”, manifestaban los presentes al unísono.
Mallorca Platja Tour, promotores de la inciativa, ha conseguido su objetivo; “visibilizar la situación de los residentes durante la temporada estival y recordar a los políticos que su compromiso es con los ciudadanos de la isla, no solo son los visitantes”. Desde las ocho de la mañana, según apuntaba una voluntaria de la Fundació Amics del Caló des Moro, no han parado de llegar mallorquines y mallorquinas para disfrutar de una mañana de playa en una de las calas más famosas del mundo en internet.
Alrededor de las nueve la playa ya estaba llena. Una gran pancarta amarilla colocada sobre la orilla rezaba el ya famoso hashtag del movimiento: #OcupemLesNostresPlatges. Le acompañaba otra pancarta de SOS Residents, donde se podía leer “es el momento de parar”. Entre las rocas de la cala tan solo se escuchaban conversaciones en catalán y castellan. “Ha sido un éxito, eh”, comentaban dos amigos.
Familias con niños, mayores, grupos de jóvenes y mascotas se han acercado a lo largo de la mañana al Caló para participar en una concentración que ha copado todos los rincones de la playa. “Lo que pedimos aquí de alguna manera es que se pongan restricciones y regulaciones aquí con tal de que pueda mejorar la calidad de vida de los residentes de Mallorca y de Santanyí frente a esta masificación”, apuntaba Joan Cabot, uno de los asistentes a la concentración. “Tenemos que decrecer primero en plaza y después poner límites. Si no, no habrá solución”, sentenciaba. Sus palabras resumen la tónica general entre los asistentes, quienes no han cesado en hacer patentes sus reivindicaciones frente a los micrófonos y las cámaras de los periodistas.
Antoni Riera tampoco ha querido perderse una jornada histórica para el Caló. “Es necesario parar esto, nos estamos cavando nuestra propia tumba si seguimos este camino”, explicaba. “Deberíamos esmpezar a tomar consciencia porque es un disparate”, aseveraba, mostrándose muy crítico con la situación actual de la zona.
Un resumen para los turistas
En la entrada del Caló, antes de bajar a la arena, los organizadores han colocado varios folletos informativos en inglés para que los turistas que bajasen a la playa entendiese qué estaba pasando allí. “El excesivo número de visitantes ha heco que los residentes se sientan excluidos de este espacio debido a la fuerte presencia de turistas“, reza uno de los párrafos.
Michael y su pareja, dos ingleses alojados en Santanyí, leen detenidamente el panfleto. No dudan en bajar, y aseguran no sentirse “en un ambiente hostil”. “Entendemos lo que reivindican. Tampoco es culpa nuestra, pero al final una isla es más limitada y supongo que cuando hay excesos se nota más rápido”, apunta el inglés.