5 de mayo de 2024. Alejandro -Álex- sale de su casa en Ronda (Málaga). No se sabe hora, se desconoce la ruta, dónde va, con quién queda. “Solo sabemos que mi sobrino no está”, lamenta su tía Rocío. Desaparecido. Llevan un mes buscando, esperando. Aquel día, el último, el joven sale de casa sin teléfono, sin dinero, sin documentación ni tarjetas. “Realmente, no sabemos nada a ciencia cierta”, afirma Rocío al portal de sucesos e investigación de este grupo editorial. “Una persona me dio la voz de alarma: ‘oye, que dicen que tu sobrino no está…’, y pensé… realmente hace unos días que no hablamos, que no lo veo…”. No hay pistas. “Solo sabemos que no está. Denunciamos la desaparición el 5 de mayo, desde entonces no hay nada nuevo“.
Complexión atlética, entre 1,65 y 1,70 m de estatura, ojos verdes, pelo negro. Se llama Alejandro Navarro, tiene 25 años, desde hace unos tres vive en Ronda, en un piso con parientes cercanos. El agente apuntó sus datos. “¿Saben si tiene o ha tenido algún problema? ¿Algún dato a tener en cuenta?”. La familia contestó: “La verdad es que nos hemos enterado de la desaparición a través de una persona… de una manera casi tonta”. Arrancó una investigación que ha ido abarcando diferentes hipótesis. Se admiten todas. “Hasta hoy”, lamenta Rocío, “no hay nada nuevo”.
El joven de la flauta
“Fa, sol, la…”, Álex arrancaba a tocar así, a diario, en la puerta de los supermercados. Mirada al frente, flauta entre sus manos, coge aire y la música suena. Su canción favorita, My Heart Will Go On, “la canción del Titanic”, su predilecta. Es “el chico de la flauta” para aquellos que no saben su nombre. Aunque casi todos le ponen cara. El joven es muy, muy conocido, en Ronda. “La verdad es que todo el mundo habla maravillas de él”, resume su tía, “todos dicen que es muy bueno…”. A su lado, su bici, “siempre va con ella, siempre de un lado a otro, para arriba y para abajo”, describe su tía.
“Sabemos que mi sobrino sale de casa sin teléfono, sin documentación, sin dinero…”. Es lo primero que sorprende. “No es normal que una persona joven salga así, sin nada, sobre todo sin teléfono…”. La primera hipótesis policial dibujó la marcha voluntaria. En su familia también estaba todo abierto. “Alguna vez se había ausentado un par de días si le salía un trabajo… pero algo así no, hemos mantenido el contacto y siempre ha vuelto”. Que se haya ido de forma voluntaria ya no es la opción que manda: “Son muchos días… la costa está empapelada con la cara de mi sobrino. Si él ve que le están buscando, estoy segura, él contacta”.
Tras la denuncia, arrancaron, de inmediato, las búsquedas, los interrogatorios policiales. Hoy aún más intensos. “Todo empezó muy raro, lento, porque no teníamos muchos datos…”. Los agentes hallaron dos posibles hilos de los que tirar: su teléfono y su último trabajo.
Quedó para cobrar un dinero
“Lo último que se sabe, dicen, es que mi sobrino estuvo trabajando en San Pedro de Alcántara (Málaga)”. Algunas voces aseguran que Álex, los días previos, hizo algunas tareas de campo. “No sé qué tiene de cierto”, admite Rocío, “pero al parecer, cuentan, que mi sobrino fue a cobrarlo”. Hay, precisamente, una pista que ubica al joven en bici por la carretera que lleva a San Pedro.
“La bici de Alejandro está en su casa, pero no me sorprende que le hubieran dejado otra, o la hubiera conseguido, la hubiera pedido si le surgió… ya te digo que a él le quería todo el mundo”, apunta Rocío. Una de las zonas de búsqueda es este punto de referencia: San Pedro de Alcántara. “Entre el dato, más el posible avistamiento… la policía está investigando”.
Otro hilo del que tirar es la revisión del teléfono. Hallado en su domicilio, los agentes han solicitado una orden judicial para poder acceder a su historial de llamadas, navegación y mensajes. Los propios agentes, ante la falta de noticias, de datos, han abierto todas las hipótesis: “que sea una marcha voluntaria ya no está tan claro”.
Peregrinos y Estepona
Sin avances, sin datos, se imprimieron las primeras alertas, carteles y se empapeló la costa de Málaga. Su imagen se comparte en redes sociales: “Alejandro, ojalá me leas…”, “Si alguien sabe algo…”. Tras la difusión de la foto, las llamadas no cesan. “No sabemos si hay algo de cierto, pero sí que se han recibido algunas llamadas…”, duda Rocío, “algunos posibles avistamientos”. De ninguno se ha podido confirmar que son ciertos.
Tras el recogido en San Pedro, otros se centran en Estepona (Málaga). De nuevo dibujan a un Alejandro subido a una bicicleta, “dicen que llevaba la ropa muy sucia y el pelo más largo”. Otra persona afirma haberlo visto, también en Estepona, “comprando chocolate en un supermercado”.
“Lo último que se sabe, dicen, es que mi sobrino estuvo trabajando en el campo en San Pedro de Alcántara (Málaga) y fue a cobrar por ese empleo”
“Se parece a mi vecino y se llama igual”, recibió Rocío por redes sociales. “He intentado contactar con la mujer pero no he recibido respuesta, no hemos podido confirmarlo“.
Ronda, Arriate, Alcalá del Valle (Cádiz), Setenil de las Bodegas (Cádiz), Benaoján y Montejaque, pueblos cercanos, tuvieron un dispositivo policial activo los primeros días, “se celebraban los 101 peregrinos”. La prueba de 101 kilómetros de la Legión en Ronda que reunió a unos nueve mil participantes el fin de semana del 10 al 12 de mayo. “Hubo mucha policía, mucha gente…”. Nadie llamó diciendo que había visto a Alejandro, nadie denunció nada extraño. “Hubo una noticia, un chico que se había tirado al Tajo…”, se detiene Rocío. “Casi nos da algo…”. La policía descartó que fuera Alejandro.
Buscavidas y luchador
“La vida de Álex no ha sido fácil”, reconstruye Rocío. “Siempre luchando para salir adelante…”. Coge aire, espera unos segundos, y sigue describiéndolo. Afirma que el joven no suele rendirse, por si alguien apunta a esta ausencia sin despedida, un final elegido. “Vamos, no, no lo veo capaz de hacerse algo…”. No tiene un perfil, cuenta, “de rendirse fácilmente”. Se crio con sus abuelos, dejó el instituto muy jovencito y “se buscó la vida”, finalmente estaba viviendo con unos parientes. Entre todas las hipótesis prefiere acogerse a la de la marcha voluntaria, “ojalá que se hubiera ido porque estaba cansado…, pero la verdad es que me parece extraño”.
Si hay que encontrar tres palabras que le describan, cuenta su tía, son: nobleza, bondad y buscavidas. “A lo mejor cogía tres jabones, tres champús, e iba a los sitios donde le conocían para que le compraran un numerito para hacer una rifa“. Pasaba largos ratos en las puertas de las tiendas, con su bici, con su flauta. “La gente que entraba le daba un dinerillo, el eurito del carro…”.
El chico de la flauta. Álex, desaparecido sin dejar rastro. Que estuviera siempre en las puertas del súper hacía que fuera tan conocido. Las batidas familiares arrancan siempre en esas tiendas. Nadie lo ha visto desde entonces. Desde hace un mes no ha vuelto a sonar Titanic en Ronda.