La tensión entre PP y Vox no ha dejado de crecer en las últimas horas. Este miércoles las coaliciones autonómicas se someterán a su primer gran test de estrés con el debate migratorio encima de la mesa. El órdago de Santiago Abascal -romperá aquellos gobiernos que acepten el reparto de menores migrantes si no lo impiden “con todos los medios políticos y legales”- parece más serio que nunca. Y en Génova insisten en responder que no se someterán a la presión de su socio minoritario.
Pero en el aire algo ha cambiado. En Vox no se plantean una ruptura en bloque que afecte a todas las autonomías compartidas. Sí exigen al PP una “respuesta distinta” en función de cada territorio, esperando que los conservadores endurezcan su posición en algunos, y conscientes de que en autonomías como la Comunidad Valenciana o la Región de Murcia, aunque con distintos puntos de vista, la conclusión de los dos socios es similar: la saturación no permite hacerse cargo de más menores migrantes no acompañados.
Lo que está por ver es lo que realmente se acuerda en la Conferencia Sectorial de este miércoles en Tenerife y el alcance inmediato en los pactos de gobierno. En esa reunión -que se adelantó a esta semana por el colapso que sufre Canarias- ya estaba previsto el reparto de 347 menores no acompañados por las distintas comunidades que quedó aprobado en junio. La realidad es que las islas están al límite porque en este momento atienden a casi 6.000 niños y adolescentes, que siguen a la espera de esa reubicación. El debate se ha precipitado por ese motivo y, de hecho, en la cita de las CCAA también está previsto que se vea la reforma de la Ley de Extranjería que pretende agilizar la derivación de menores cuando, como ocurre ahora, Canarias esté desbordada.
En ese reparto inicial de 347 menores, todas las CCAA participarían en la acogida aunque Cataluña, Madrid, Andalucía y Extremadura harían el mayor esfuerzo. De esas comunidades solo en Extremadura gobiernan en coalición PP y Vox. Como publicó este diario, el PP no ve con buenos ojos la reforma de la Ley de Extranjería porque entiende que el Gobierno busca “una carta blanca” para derivar menores a partir de ahora sin tener en cuenta la situación de cada CCAA y, sobre todo, porque no hay suficientes detalles de la financiación y los recursos para la atención. De ahí la petición de un “fondo de contingencia” concreto. A esa reforma iría aparejado un nuevo reparto de todos esos niños y adolescentes que siguen esperando en Canarias.
La cuestión es que en el partido de Abascal han insistido mucho en la “claridad” de su posición: no aceptarán el reparto que plantea el Gobierno central y que se debe aprobar ya este miércoles aunque es una cifra muy baja de menores. Y si el PP lo hace, “la ruptura será inevitable”, remarcan. Fuentes de la dirección de Vox no esconden la importancia de marcar distancias con los populares, a los que acusan abiertamente de haber “estafado” a sus votantes por llegar a acuerdos con el PSOE y, en concreto, por haber tomado decisiones como la regularización de 500.000 inmigrantes residentes en España aprobada en el Congreso hace semanas. “Nosotros no vamos a participar de esa estafa”, repitió Abascal en su comparecencia del lunes.
“¿Por qué no vamos a romper ya?”
Si antes había una sensación generalizada de que Vox podría plantearse una ruptura con el PP más adelante, con la legislatura avanzada y cuando quedara menos para unas elecciones autonómicas, ahora todo parece haber cambiado. “Eso no es así. No se trata de lo que convenga más adelante. Se trata de no estafar a los votantes y ser claros con nuestra posición. “¿Por qué vamos a esperar si creemos que hay que romper ya?”, reflexiona un dirigente de la cúpula.
Parece claro que la posibilidad de romper algún gobierno está encima de la mesa. Y en Génova, fuentes de la dirección también reconocen que no encontrarán extraño ese movimiento.
La convicción en el PP es que Vox “no encuentra su sitio”, “está desdibujado” y ha emprendido un camino también en Europa que le conduce a una posición de ruptura. Lo dicen en clara referencia a su unión con el primer ministro húngaro, Víktor Orban, a la que se sumará la francesa Marine Le Pen. Todo mientras la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, permanece en otro grupo distinto, el de los conservadores y reformistas al que antes pertenecía Vox.
“Pueden buscar un golpe de efecto yéndose de algún gobierno autonómico”, reflexionan en Génova. A pesar de las dificultades en las que entraría entonces el gobierno afectado -que quedaría en minoría para aprobar los Presupuestos y sacar adelante sus iniciativas- en el PP consideran que no sería algo perjudicial. Precisamente, en la dirección nacional se esfuerzan prácticamente cada semana por marcar distancia con las posiciones de Vox. “Ahora quedaría por fin más claro”, remata un dirigente de la cúpula. Otros barones ironizan: “Nos harían un favor a todos”.
En el caso de Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Extremadura y Aragón, las coaliciones apenas tienen un año de vida, desde las pasadas autonómicas. Pero en Castilla y León -donde las relaciones son muy tensas entre socios- la situación es distinta porque las elecciones autonómicas se tienen que celebrar en febrero de 2026, en menos de dos años.