Elizabeth Parrish, fundadora de BioViva, sorprendió al mundo al someterse a una revolucionaria terapia génica destinada a revertir el envejecimiento. En un viaje secreto a Bogotá, Parrish recibió más de cien inyecciones que, según afirma, han retrocedido su reloj biológico en 20 años.
Este audaz experimento se realizó fuera de Estados Unidos debido a las estrictas regulaciones locales, y marcó un hito al convertirla en el primer ser humano en probar esta terapia.
Desde que se aplicó el tratamiento, Parrish ha observado mejoras significativas en sus marcadores biológicos, pasando de una edad biológica de 65 a 25 años, a pesar de tener 44 en el momento del procedimiento. Aunque los resultados son prometedores, aún no han sido validados científicamente mediante estudios revisados por pares.
Parrish, impulsada por el diagnóstico de diabetes de su hijo y su obsesión por encontrar soluciones genéticas, sigue confiada en el potencial de su empresa para combatir la “enfermedad del envejecimiento“.
La historia de Elizabeth Parrish plantea importantes dilemas éticos y científicos, pero también ofrece una visión esperanzadora para el futuro de la medicina regenerativa. Con su misión de extender la longevidad saludable y curar todas las enfermedades, Parrish aboga por un enfoque disruptivo y accesible para todos.