Serbia, Macedonia, Italia, Argentina y algunas ciudades concretas, como Cracovia en Polonia. Fuentes relacionadas con la escena hooligan le cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que esos son los lugares donde más abunda este fenómeno: el de las facciones de grupos ultras de fútbol que se dedican a actividades delictivas. Pero el crimen de Borja Villacís ha destapado la relación entre secciones radicales de equipos de nuestro país y organizaciones criminales del más alto nivel.
Se dedican especialmente al narcotráfico. Por eso, en el argot de la escena se les conoce como ‘narconazis’. Porque muchos de estos grupos están encuadrados en la ultraderecha. Borja Villacís pertenecía a uno de ellos: una facción de Ultras Sur llamada Outlaw Madrid. Su presunto asesino, Kevin Pastor, estaba relacionado con Suburbios Firm, una escisión del Frente Atlético.
Para financiarse, estos grupos cometen actos delictivos de toda índole, como vuelcos a otros narcotraficantes. Pero también secuestros, extorsiones, trata de personas o prostitución son algunas de las fuentes de ingresos de estas facciones más radicales. Ultras de otros equipos, como el Betis o el Barça, también han estado relacionados con este tipo de prácticas.
Outlaw y Suburbios
Villacís estaba siendo investigado por la Audiencia Nacional por su presunto papel como miembro de una organización de narcotráfico. Según el informe de la Guardia Civil, su labor sería la de custodiar la mercancía. Villacís habría alquilado un piso franco para guardar droga en Las Rozas (Madrid), entre septiembre y octubre de 2020.
El desaparecido, según adelantó Andros Lozano en El Mundo, trabajaba para la banda criminal de Antonio Menéndez, alias Niño Skin; la persona que desató la guerra por el poder en el seno de Ultras Sur y mantuvo un encarnizado enfrentamiento con Ochaíta, el líder histórico. Niño Skin y sus fieles fundaron Outlaw Madrid, que es la organización con la que llevaban a cabo este tipo de delitos.
Curiosamente, Niño Skin hizo un cambio de colores: perteneció a los ultras del Atlético de Madrid antes de pasarse a los del vecino. Un hecho que, para algunos investigadores consultados por este diario, “te da la medida de lo poco que importa el fútbol en algunas de estas organizaciones. El equipo es muchas veces una tapadera para negocios ilegales que se llevan a cabo de una escisión del grupo grande de ultras”.
Su presunto asesino, un madrileño de 24 años llamado Kevin Pastor, Un neonazi convencido que salía de forma habitual “de cacería”, tal y como se conoce en el argot ultraderechista a salir a la calle a agredir a personas por motivos raciales o ideológicos. Además de su vínculo con Suburbios, formó parte de un grupo de neonazis de Madrid y Alcobendas denominado Skins Retiro.
Pastor estaba vinculado a Suburbios Firm, un caso similar al de Outlaw, pero en la ribera atlética. Un tipo con numerosos antecedentes penales y problemas graves con la justicia, algunos por agresiones. Se encontraba en busca y captura por otros delitos relacionados con el narcotráfico y trabajaba para un clan de la droga de la provincia de Toledo.
Boixos y Casuals
No es solamente la compra y venta de droga. El negocio se diversifica en este tipo de organizaciones. Secuestro, extorsión o trata de personas son algunos de los delitos por los que han sido acusados diversos miembros de Boixos Nois y de su sección más radical, Casuals; ultras todos del Fútbol Club Barcelona. Aunque se hallan inmersos en varios procesos judiciales en la actualidad, la Audiencia de Barcelona puso en libertad el pasado mes de febrero a 11 miembros de esos grupos que estaban presos. Entre ellos el líder, Ricard Mateo.
A los ultras del Barcelona le atribuyen, algunas fuentes policiales de la Ciudad Condal, haber sido el primer grupo de España en haber empleado extorsión para colocar a algunos de sus miembros como ‘puertas’ o vigilantes de seguridad en zonas de ocio de Barcelona: “Lo empezaron a hacer en las discotecas del Port Olímpic que quedaron después de los juegos. Extorsionaban a los propietarios. Si no aceptaban, les destrozaban el local provocaban conflictos hasta que cedían”.
Los ultras blaugranas contaban con una estructura de varios niveles. Y uno de ellos es el de la gente más joven. Los llamados ‘Cachorros’. Es una especie de fuerza de choque que emplean para este tipo de extorsiones. Para liarla. A ellos se les atribuyen la mayor parte de las agresiones e incluso algún homicidio pendiente de juzgar.
Secuestros
El secuestro es otra de las actividades que suelen trabajar este tipo de grupos. Quizás el ultra más mediático del Betis sea Manuel Herrera. Un tipo que se hizo viral en la previa de un Athletic-Betis, por haber agredido a un hombre que tomaba café en una terraza de Bilbao al grito de “Viva España, Gabilondo, proetarra”. Herrera se enfrenta a más de 16 años de cárcel por haber secuestrado durante 4 horas a punta de pistola a un empresario sevillano para que pagase una extorsión de 90.000 euros.
Según el fiscal, Herrera, que pertenece a United Family, una escisión de Supporters Gol Sur del Betis, junto a otros dos compinches, le golpearon con la culata de una pistola, le engrilletaron en un coche y le mantuvieron secuestrado en una nave, donde le pegaron una paliza y le amenazaban con la muerte: “¿Qué prefieres, pagar con tu vida?, haz caso que esto es grave, que aquí somo todos criminales”, recoge el sumario del caso.
Entre los acusados también se encuentra otro empresario, que habría sido el que contrató al ultra del Betis como ‘cobrador’. Al parecer, había tenido con la víctima un negocio ruinoso de anabolizantes, y pretendía recuperar su dinero por las malas. A su exsocio le amenazaron varias veces durante su cautiverio con cortarle los dedos si no pagaba, o matarle si denunciaba el caso en comisaría.
Fuentes policiales aseguran que “hay más grupos ultras que se dedican a actividades delictivas, y no todos necesariamente son de extrema derecha”, pero que “los mayores grupos y los delitos más graves denunciados sí que corresponden a estas facciones de Barça, Real Madrid o el Betis”. Y recuerdan que, “aunque no tengan ningún vínculo oficial con el club, aprovechan su marca para presentarse. Ricard Mateo, líder de los Casuals, se presentaba como en algunas llamadas para extorsionar como “Ricard, del Barça“. Como una parte más de la institución”.
En el caso del crimen de Borja Villacís, Kevin Pastor y Borja Villacís ya se conocían de la escena de ultras neonazis de Madrid. Además sus respectivas organizaciones criminales habrían tenido algunos desencuentros por temas relacionados con el tráfico de drogas. Un conflicto entre ambos era lo que iban a arreglar, a puñetazos, el día del asesinato. La investigación sigue su cauce.