Después de completar una primera semana fantástica en Wimbledon, Jéssica Bouzas Maneiro ya descansa en Vilagarcía (Pontevedra) donde se recupera de la lesión de espalda que la obligó a abandonar la hierba londinense.
– Pasando unos días de vacaciones en casa después de unos días en Wimbledon más que intensos. ¿Era necesaria esta desconexión?
– Sí. He jugado muchísimos partidos este año, más allá de los torneos. He visto las estadísticas, pero me dijeron que lo que llevo jugado hasta julio de este año es igual a lo que había jugado en todo el año pasado. Llevo muchos partidos y veía necesario desconectar una semana en casa. Sobre todo, contenta de haber hecho un buen torneo en Wimbledon que es lo que me ha permitido estar ahora en casa.
– Viene de días frenéticos con muchos focos puestos en sus resultados. ¿Cómo lo ha llevado?
– La verdad es que bastante bien. Aunque no tenga mucho punto de comparación con Wimbledon, cuando me pasó lo de la central del Mutua Madrid al ganar a Paula Badosa, también hubo bastante boom. Sí que es verdad que el partido siguiente en Madrid fue solo un día después y en Londres tuve un día de descanso entre partido y partido y también sentí más el interés mediático. Es cierto que la gestión de todo fue muchísimo mejor que en Madrid y yo no sé si es porque estaba allí en Londres, pero la verdad es que no soy muy consciente de lo que estaba pasando en España. La gente me decía, pero no he visto nada, no miraba las noticias y estaba centrada a tope en jugar lo mejor posible. Prefiero además no pensar más allá que en lo normal y disfrutar de una semana en mi casa de la manera más normal, como siempre.
– ¿Cómo va la espalda?
– Bien, sigo un poco bloqueada. Creemos al 100% que no es nada grave, pero si en caso de un par de día no mejoro, lo iré mirando. De momento estoy haciendo movilidad, estoy hablando con mi preparador físico. Empezaré a tratarme ya para ponernos manos a la obra en lo físico. Raqueta, de momento, me dijeron que no la cogiera y con la intención de recuperar lo antes posible.
– Vaya rabia lesionarse en ese escenario y en esa altura. Toda una tercera ronda de Wimbledon.
– La verdad es que sí. Retirarse es de las peores formas que se puede acabar un torneo. En mi caso, es la segunda vez que me tengo que retirar en lo que va de año. Creo que retiradas por lesión tengo 3 o 4 en toda mi carrera. Es algo que no me gusta nada. Prefiero que, aunque me duela acabar el partido, pero es cierto que con las lesiones hay que tener mucho cuidado y saber cuando parar. Por mucho que duela retirarse, tienes que saber que si sigues es un riesgo muy alto porque puedes empeorar la gravedad de la lesión y luego pasar más tiempo sin jugar al agravar el problema. En Wimbledon fue más un impedimento total para poder mover el cuerpo. No podía moverme, estaba enganchada. Me queda la espina clavada de haber acabado así el torneo, pero la semana fue espectacular y nada puede impedir que haya sido de las mejores semanas de mi vida. A pesar del percance, contenta por el partido porque no empecé muy bien. Estaba muy fría y el primer set fue todo muy rápido, pero pude darle la vuelta. Estaba jugando mucho mejor en el segundo set y pasó lo que pasó.
– La hazaña hecha en Wimbledon invita a pensar que es un antes y un después en su carrera.
– Creo que supone un punto de inflexión a nivel personal y emocional. He vivido algo súper bonito. Es algo que pocas veces va a pasar, no solo por el hecho de jugar en la central de Wimbledon, que esperemos se pueda repetir, sino también por el hecho de derrotar a la vigente campeona en el primer partido cuando no hay ningún tipo de expectativa en ti. Ahora ya se me conoce más y esas cosas pueden pasar, pero a priori todo jugaba en contra en ese partido de debut. Quizás nadie hubiese apostado porque yo ganase ese partido. Esas emociones que se sienten en ese momento, en esa primera vez en la pista central… Es un torneo súper elegante, con unas normas muy estrictas y un montón cosas que tienen pocas probabilidades de volver a pasar. A nivel emocional marcará un antes y un después en mí, también a nivel de presencia mediática ha sonado mucho. Pero a nivel tenístico todo es pura continuidad, intentar estar estable las máximas semanas del año. Lo suyo es seguir trabajando con los pies en la tierra, seguir con la misma humildad y que todo siga normal que yo creo que es lo que tiene que ser.
– Dentro de la exigencia propia que tiene, junto a la de su equipo, ¿hay algún aspecto de su juego que haya podido estar mejor en Londres?
– Al final siempre es mejorar y seguir haciéndolo día a día. A nivel de exigencia física, los partidos son mucho más duros. Las jugadoras tienen un nivel altísimo, entonces cuando ya empiezas a jugar este tipo de torneos ya no hay rondas ‘fáciles’. No hay ninguna jugadora que te vaya a tirar todas las bolas para fuera. Siempre va a suponer un nivel de exigencia que tienes que subir. Es dar un pasito más y adaptarme a jugar con este tipo de jugadoras. Ahora lo noto mucho más familiar. Antes las veía como a esas chicas que yo veía en la televisión y, ahora mismo, pienso que es la chica con la que voy a jugar en la próxima ronda. Quizás en ese aspecto es lo que estoy mejorando para tratar de estar lo más estable posible sobre la cancha porque el nivel es muy alto.
– ¿Esperaba un año tan bueno?
– Sinceramente, cada vez que empiezo el año nunca me pongo expectativas. No sé si es bueno o malo. Para algunas personas es una manera de quitarse presión, para otras otra cosa… Lo único que dije es que quería entrar en Top 100, pero lo veía un poco más a largo plazo. No pensaba que lo iba a conseguir tan pronto y, la verdad, es que han pasado un montón de cosas este año que no me habría creído nunca que pasasen. No voy con expectativas porque sé que es el trabajo diario el que me hace conseguir estos resultados. Si con eso me va bien, voy a seguir como a mí me gusta que es cero expectativa, trabajo diario y al final los resultados llegarán.
– El reto está ahora en mantener esa línea de crecimiento.
– Totalmente, pura continuidad. Puedes tener picos muy altos, pero el año que viene empieza en pocos meses y tienes que defender todo lo que has ganado este año. No te puedes detener en el pasado. No es que tengas cinco meses entre competiciones, esto es semana a semana. Me están pasando cosas muy bonitas, pero seguro que llegarán momentos duros y no ganes lo que tú te esperas. Yo espero que mi carrera sea muy larga y poder estar en un alto nivel el mayor tiempo posible.
– ¿Cómo están las posibilidades de ir a los Juegos Olímpicos de París?
– No está descartado todavía. Hasta el 20 de julio no habrá lista definitiva. Yo ahora soy cuarta de la lista de espera. Si ahora mismo hay cuatro descartes más podría ir a los Juegos de París. Es la única opción que tengo. La verdad, es que no cuento con ello, pero si se da obviamente estaré encantada y sería algo increíble. Pero no quiero llevarme chascos y por eso no cuento con ello.
– ¿Cuáles son sus planes más próximos?
– Primero descanso esta semana. Ya veremos como afrontamos la siguiente porque mi entrenador Roberto sigue de luna de miel. La que armó en Wimbledon fue espectacular porque tuvo que ir a casarse, luego volver y ahora está de luna de miel. Yo me iré a Mallorca a entrenar la próxima semana con Anabel Medina en la Academia Rafa Nadal. Entrenaré allí y luego nos iremos a Praga. Si finalmente no voy a los Juegos jugaré un torneo en Canarias.
– El próximo Grand Slam es el US Open. Ya estás en el cuadro final, pero para el resto del mundo no va a ser la misma Jéssica Bouzas que antes de Wimbledon.
– Puede ser, pero tengo que ser la misma. Seguiré igual, con mucho trabajo. Mi mentalidad es ir torneo a torneo. La verdad es que para US Open todavía queda mucho, pero a la vez está ahí cerca.
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