La Asamblea Nacional francesa ha quedado dividida en tres grandes bloques. El primero y más grande, el de la izquierda, ganadora de las legislativas de este domingo con el Nuevo Frente Popular. El segundo, el Juntos de centro-derecha de Emmanuel Macron, que aguanta mejor de lo esperado el envite que él mismo se echó. El tercero, por sorpresa, el de la ultraderecha de Reagrupamiento Nacional, que ha sufrido un inapelable cordón sanitario republicano.
Francia aprende dos cosas esta noche: que el muro contra la ultraderecha es infranqueable para los de Marine Le Pen por el momento; y que el precio a pagar es una división parlamentaria inédita, enmascarada en coaliciones de emergencia con ideologías muy diferentes que solo coinciden en una cosa: el no rotundo a la derecha populista.
El país tiene ahora que deshacer un nudo político del que no tiene experiencia. Aplicar una geometría variable parlamentaria a la que no está acostumbrada. Inventarse alianzas a derechas e izquierdas que puedan sostener a un primer ministro (el que proponga el presidente) y a un Gobierno sin mociones de censura durante al menos un año hasta que puedan volver a convocarse elecciones.
El actual primer ministro, Gabriel Attal, ya ha anunciado que mañana presentará su dimisión al presidente, Emmanuel Macron, aunque se quedará en funciones. Macron deberá proponer a la cámara baja un nuevo candidato a formar gobierno. ¿A quién? ¿De qué partido? Va a esperar a que la Asamblea Nacional tome las decisiones necesarias, según telegrafía el Eliseo. Es decir, a que se forme una suerte de coalición de gobierno que alcance una mayoría absoluta (289 diputados) o se quede cerca.
Pero no es sencillo. El Nuevo Frente Popular (NFP), ganador de las elecciones según las encuestas (180 a 215 diputados, de 577) y los primeros resultados parciales, es una coalición electoral de izquierdas compuesta por partidos muy diferentes: el Partido Socialista, Los Ecologistas, el Partido Comunista y La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, un paria para el espectro de centro derecha. Juntos es la lista presidencial, y habría obtenido de 150 a 175. Está formada por los partidos Horizonte, MoDems y Renacimiento, este último el movimiento de Emmanuel Macron. Por último están Reagrupamiento Nacional (de 120 a 150) y Los Republicanos (57 a 67). Hay también algunos grupos menores.
Juntos y La Francia Insumisa (del NFP) son como el agua y el aceite, no se pueden mezclar. ¿Sacarán a los de Mélenchon de una futura coalición? Sería viable, a la vista de las primeras estimaciones de escaños. El Nuevo Frente Popular, sin los escaños de la Francia Insumisa, estarían entre los 104 y los 124. Muy cerca o por encima de la mayoría absoluta si se suman los entre 150 a 170 escaños de Juntos. También podría sumar una mayoría razonable el Nuevo Frente Popular y Los Republicanos. O proponerse un gobierno técnico de consenso.
Ciotti ahora repudia a los de Le Pen
La noche está dejando discursos para la historia. Uno de ellos ha sido el de Éric Ciotti, que provocó la implosión de su partido, Los Republicanos, tras decidir unilateralmente que iban a apoyar a Reagrupamiento Nacional. Esta noche, cambia de rumbo de nuevo. “La gran clarificación ha llevado a la gran indeterminación”, ha arrancado diciendo en su discurso. “La ausencia de mayoría y de Gobierno podría traer peligros terribles a los franceses”, ha dicho, antes de añadir: “Hay que favorecer un acuerdo que estabilice la situación política: ni con Reagrupamiento Nacional ni con Francia Insumisa“.
Jean-Luc Mélenchon ha comparecido el primero, parecía tener prisa por apropiarse de la victoria de la noche. Él no es ni portavoz ni líder del Nuevo Frente Popular. Ha salido al balcón y ha sido aclamado por una masa de sus votantes. Según el desglose de las encuestas, suyos son la mayoría de los escaños del Nuevo Frente Popular, pero por poco. De 68 a 74 escaños para La Francia Insumisa, de 63 a 69 para el Partido Socialista, de 32 a 36 para los ecologistas, de 10 a 12 para los comunistas, que no se llevan nada bien con Mélenchon.
El expresidente socialista François Hollande ha conseguido su escaño como diputado. ¿Será él el elegido? Esta noche ha insistido en que no, por el momento. “No soy candidato para liderar el gobierno. Aún no hemos llegado a ese punto”, ha asegurado a la televisión BFM.
El gran derrotado de la noche en el juego de las expectativas ha sido el candidato de Reagrupamiento Nacional, Jordan Bardella. Ha denunciado la “frustración” de millones de franceses con una coalición “antinatural” contra su partido. Una alianza “del deshonor” que le habría impedido la victoria y que lanza a Francia “a los brazos de la extrema izquierda de Mélenchon”. Se queda en la oposición. “La única oposición posible para la alternancia”, ha dicho. Las grandes coaliciones dejan el espacio de la crítica a los extremos. ¿Saldrán fortalecidos si se forma un gobierno de geometría variable? Para Marine Le Pen está claro: esto solo aplaza su victoria.