El doctor Antonio L. Doadrio Villarejo tomaba ayer posesión como Académico Correspondiente de la Real Academia de Farmacia de Galicia (RAFG), y lo hacía con un discurso titulado Los Materiales Mesoporosos Ordenados de Sílice para Liberación de Fármacos: Una Visión ‘In Silico’. El acto tuvo lugar en Santiago, en la sede de la RAFG, y fue el doctor Manuel Puga el encargado de la presentación, en la que destacó la trayectoria y las contribuciones de Doadrio Villarejo al campo farmacéutico. Villarejo es catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF). Experto en nanomateriales, ahora trabaja en un pollypill para tratar la hipertensión.
Es presidente de la Real Academia Nacional de Farmacia y ahora también Académico Correspondiente de la Real Academia de Farmacia de Galicia. ¿Qué aportará a la institución gallega?
Yo soy docente científico, así que aportaré mi experiencia en nanomateriales. Me dedico en concreto a la ciencia de nanomateriales con liberación de fármacos en liberación controlada. Lo último que he hecho ha sido un polypill, un policomprimido en el que se introducen cuatro fármacos para tratar la hipertensión.
Ayer tomaba posesión con un discurso sobre los materiales mesoporosos ordenados de sílice. ¿Qué son estos materiales?
Estos materiales se utilizan y siguen utilizando como catalizadores del petróleo, para obtener plásticos. A nosotros se nos ocurrió, fuimos los primeros del mundo que lo hicimos, introducir fármacos dentro de este material porque tienen una serie de tubitos en los que se puede introducir el fármaco y se absorbe. La ventaja es que el fármaco “se pega” en seco al material y permanece mucho tiempo, por lo que la caducidad es mucho mayor de lo habitual. Se introduce en el fármaco, generalmente en forma de pastilla, y el comprimido permanece porque no es soluble en agua. El fármaco, que sí lo es, se va liberando según lo “pegado” que esté.
“A nosotros se nos ocurrió, fuimos los primeros del mundo que lo hicimos, introducir fármacos dentro de este material porque tienen una serie de tubitos en los que se puede introducir el fármaco y se absorbe”
¿Y cómo se realiza ese pegado?
Se hace por uniones electrostáticas de fuerzas positiva o negativa. El material es negativo y el fármaco suele ser positivo, en parte o totalmente, y negativo y positivo se atraen. Al entrar en el agua, en nuestro caso en el líquido biológico, el plasma, que tiene agua, lo va arrastrando y va llegando a su sitio de acción. Estos materiales admiten hierro, que es un imán, y entonces con otro imán desde el exterior, puedes ir llevándolo hasta el sitio en el que tiene que hacer su acción farmacológica.
Y entonces al poder dirigirlo, ¿ayudan a ser más precisos a la hora de administrar medicamentos?
Efectivamente. Si a ti te duele la cabeza, la aspirina o paracetamol tienen que recorrer el cuerpo entero, y entonces se va desgastando por el camino. De hecho necesitamos cada vez más para que haga efecto. Empezamos con 250 mg de paracetamol, y ahora ya estamos con 1 gramo o incluso 2. Con este material puedes poner lo que necesitas porque lo llevas justo al sitio neurológico. Además, el fármaco se va liberando progresivamente y dura el efecto varios días. Una cápsula llega para todo el día, no hay que tomarse cuatro comprimidos.
Y ahora lo están poniendo en práctica con tumores…
Sí. Con este sistema podemos llevar el fármaco a un tumor determinado. Esto tiene muchas ventajas. Como el tumor suele estar en hígado, pulmón, etc., con un imán u otro sistema el fármaco lleva el comprimido hasta el mismo sitio de acción y en vez de, por ejemplo, poner 100 mg de cisplatín, que se usa para tratar el cáncer, puedes poner la cantidad que se necesita, normalmente no más de 1 o 2 mg. El cisplatín, como cualquier otro en quimioterapia, tiene acciones secundarias muy importantes, que al bajarle la dosis, desaparecen. Si conseguimos llevar el fármaco, que lo estamos consiguiendo, al sitio en el que está el tumor, reducimos la dosis y el fármaco tendrá la misma acción positiva y ninguna negativa. Estos materiales mesoporosos de sílice son lo que llamamos la tercera generación de fármacos inteligentes. Incluso con enzimas y proteínas podemos cerrar el tubo y cuando llega el fármaco, las enzimas de las células neoclásicas pueden romperlo y abrirlo. Estamos en ello y, de momento, funciona en animales. Cuando la Agencia de Medicamentos lo apruebe, se llevará a clínica.
“Con este sistema podemos llevar el fármaco a un tumor determinado. Esto tiene muchas ventajas. Como el tumor suele estar en hígado, pulmón, etc., con un imán u otro sistema el fármaco lleva el comprimido hasta el mismo sitio de acción y en vez de, por ejemplo, poner 100 mg de cisplatín, que se usa para tratar el cáncer, puedes poner la cantidad que se necesita”
Se encuentran entonces en la fase de experimentación animal…
Sí. Para que un medicamento salga al mercado hay varias fases. Primero se hace in vitro en el laboratorio. Y ya hemos visto que funciona perfectamente y que no es tóxico para el ser humano. Segundo, experimentamos en ratones, y como nosotros no tenemos autorización, buscamos una empresa que sí pudiese. Ahora tengo que encontrar un laboratorio para que lo lleve a experimentación clínica, es decir, a probarlo en pacientes que tengan estos tumores y que se ofrezcan voluntarios. Hay cuatro fases que pueden durar 20 años fácilmente. Cuando alguien dice que ha descubierto un medicamento, hay que tener en cuenta que existen cuatro fases antes de que llegue al mercado, por lo que su salida puede durar hasta 20 años. La única vez que no se hicieron estas fases fue con la vacuna del Covid. En tres meses se hicieron todas.
Es director de la Real Academia Nacional de Farmacia. ¿Cuál es su principal labor?
Proteger y apoyar la investigación. Una Real Academia Científica como la nuestra apoya la investigación, normalmente entre los jóvenes. Hacemos concursos científicos y conferencias. Tenemos mucha actividad. Yo, como presidente, me dedico mucho a la gestión porque hay que trabajar con muchas instituciones y gente: el Ministerio de Ciencia, ministros, secretarios, el Rey, la Casa Real… Hacemos también diccionarios. Hemos hecho uno en inglés-español de términos farmacéuticos, ahora estamos con otro iberoamericano de Farmacia y hemos creado otro de farmacéuticos célebres. Apoyamos también a la profesión farmacéutica, tenemos convenio con la Farmacia Militar, con Adeslas, con la Complutense, con Farmaindustria, Cinfa… También apoyamos la farmacia clínica y la farmacéutica de las letras y las artes. Estamos en todo, damos entre 70 y 80 sesiones científicas al año.
¿Afecta el intrusismo en la profesión con la irrupción de las redes y los influencers que recomiendan medicamentos sin conocimientos?
A la profesión no. De todas maneras, nosotros hacemos informes para el Ministerio de Sanidad y de Ciencia. La razón de que existiese una Academia surgió durante la Ilustración para asesorar al poder, entonces nosotros hemos hecho informes sobre medicamentos homeopáticos y el peligro que tienen. Hemos asesorado a tribunales de Justicia, a la Guardia Civil incluso cuando pilla un alijo de medicamentos. Yo creo que las redes no afectan a la profesión farmacéutica en sí, en tal caso afectarían al Ministerio de Sanidad. La administración sanitaria es la que tiene que velar por esto.
¿Cuál ha sido el mayor logro de la RANF a la hora de contribuir a la ciencia farmacéutica y a la salud pública?
Reunir a todas las academias de iberoamérica y hacer que funcione. Antes estaban muy separadas. El año pasado, con la reunión en Madrid, hemos conseguido trabajar todos juntos con un objetivo común que es la Farmacia en su estudio más amplio.
¿Y cuál diría que es el principal problema al que se enfrenta la RANF?
El de siempre, el económico. Hemos pasado años muy malos, en los que nos han reducido la subvención en un 70%. Cuando llegó Rajoy nos quitó el 70% de las ayudas y no tuvimos más remedio que echar a 10 personas, casi cerramos la Academia… Ahora ya estamos reflotando, hay una subvención un poco mayor y podemos hacer más cosas.
Ya para terminar. Se ven cada vez más mujeres que hombres en las facultades de Farmacia. ¿Hay ahora más mujeres que hombres en la institución?
Sí, somos los que más mujeres tenemos. Ahora mismo de cada cinco, tres son mujeres y dos son hombres. Y no por ser mujer, sino porque valen. Y son muy buenas. Tenemos un nivel de mujeres en Farmacia de altísima calidad, con unos curricula extraordinarios. Entonces estamos en eso, en llegar a la paridad. Somos la primera Academia de Ciencias en tener una mujer como académica de número, y la que primero tuvo una presidenta mujer. Soy catedrático de Farmacia en la Complutense y siempre hay más mujeres que hombres, y ellas son las que se llevan las matrículas de honor.