Una dejada para cerrar la victoria. Una más. Contundente. Sonrisa de felicidad y aplausos al público que poco antes había hecho la ola celebrando una victoria inconestable. Carlos Alcaraz no dejó escapar su oportunidad de estar por segundo año consecutivo en las semifinales de Roland Garros. “Buscamos ganar el torneo”, había dicho seguro de sus posibilidades. Ante Stefanos Tsitsipas no dió opción de sumar la sexta victoria consecutiva al vencer al tenista griego por 6-3, 7-6 (3) y 6-4.
El tenista murciano estará entre los cuatro aspirantes al título que dejó vacante Novak Djokovic al retirarse del torneo lesionado en la rodilla derecha. El tenista serbio, campeón del año pasado, también cederá el número 1 mundial a Jannick Sinner que, horas antes, lo había sabido al final de su partido contra Grigor Dimitrov por 6-2, 6-4 y 7-6 (3). Será el mayor partido que seguro podamos ver en 2024 en Roland Garros le dijo Mats Wilander en la pista. “Va a ser una prueba muy dura. Jannik está jugando a un gran nivel. Voy a darlo todo. Estoy preparado para volver a esta bonita pista a jugar ese partido y que podamos demostrar nuestro nivel”, decía feliz, Alcaraz en la pista.
Tsitsipas y Dimitrov eran como un examen sobre la pista para que Alcaraz y Sinner pudieran saber en que estado llegaban con su raqueta apuntando a la final del 9 de junio. Los dos van a jugarse parte de sus opciones en una final anticipada este viernes. Por el otro lado del cuadro el noruego Casper Ruud esperará rival del partido que enfrentará este jueves a Alexander Zverev y Alex De MIñaur.
Un reto apagado
Apenas media hora necesitó Alcaraz para apuntarse el primer set. Un ‘break’ de salida y otro al final fueron suficientes para marcar el territorio a Tsitsipas que le había lanzado el guante días antes y llegaba a la Phlippe Chatrier dispuesto a complicarle la vida. “ha dicho que le gusta jugar contra mí, igual no estará tan cómodo”. Reto de boquilla por lo visto en la pista. El tenista griego entró dispuesto a imponer su juego desde el punto de saque, con derechas potentes y profundas o subir a la red para sorprender. Alcaraz tenía muy claro que hacer. Las cinco victorias consecutivas le daban seguridad. El murciano machacaba el revés a una mano de su rival y le desbordaba con la derecha o dejadas que rompían el ritmo.
Tsitsipas sufría. No encontraba la manera de frenar a un Alcaraz, convencido, seguro, rotundo, que iba sumando puntos, mientras el griego, acumulaba errores ante los “Oh” de decepción del público. En un visto y no visto Alcaraz le había endosado un 6-0 desde el 4-2 del primer set al 3-1 del segundo set.
Desesperación griega
El tenista griego se desesperaba. La bola le venía encima como un tiro, sin poder defenderse. “Tira, tira fuerte, que le bote”, le decía desde el palco Juan Carlos Ferrero, no paraba de darle consejos, decirle donde colocarse y que hacer casi en casi cada punto. Tsitsipas sacaba la lengua, desesperado, mirando a su padre Apostolos. La estrategia que habían preparado se estaba derrumbando como un castillo de naipes. No estaba dispuesto. Tsitsipas salvó la hemorragia con su primer ‘break’ (3-4) para forzar el ‘tie break’. Lo conseguido lo dejó escapar para cederlo por 7-3. La segunda manga caía para Alcaraz.
Poco cambió ya el guión en el tercer set. Tsitsipas daba una de cal y otra de arena, mientras Alcaraz aguantaba y buscaba la rotura definitiva. Lo logró en el séptimo juego (4-3) y el resto llegó con la desesperación del tenista griego que a las 2 horas y 15 minutos se marchaba de la Philippe Chatrier con una nueva derrota. “Ha sido una gran partido. No ha habido altibajos en mi juego, he controlado las emociones. Estoy muy feliz de estar en semifinales de nuevo aquí en Roland Garros”, decía ante de marchar de la Phlippe Chatrier.