El dinero que entra en casa es clave en la vida de un niño o una niña. Más de lo que debería ser. La situación socioeconómica de las familias está relacionada con el ejercicio físico de un menor, con el riesgo de padecer obesidad o sobrepeso, con comer más o menos saludable, pero, sobre todo, con el uso de pantallas.
Si se combinan tres variables de nivel socioeconómico —nivel de estudios de las familias, el estatus laboral y renta media por persona al año de la sección censal de residencia del menor —, se ve que la la población infantil y adolescente más expuesta a la vulnerabilidad socioeconómica estaría dedicando hasta 16 días completos más en un año al uso de pantallas. A lo largo de su crecimiento, entre los 8 y los 16 años, serían alrededor de 4,2 meses completos más dedicados al uso de pantallas.
Esa es una de las conclusiones -titulada como “demoledora” por la ministra de Sanidad, Mónica García-, que deja el nuevo informe específico elaborado con datos del estudio PASOS de la Gasol Foundation, la fundación de los hermanos Pau y Marc Gasol cuya misión es prevenir la obesidad infantil.
El trabajo, en el que han colaborado también la Fundación Barça y la Fundación Occident, ha analizado los hábitos de salud de 3.201 niños y niñas de 8 a 16 años de 245 centros de toda España. Así han visto, por ejemplo, que los niños y niñas con unas peores condiciones socioeconómicas dedican 23 minutos menos al día a la práctica de actividad física moderada o vigorosa, lo que supone más de 11 horas al mes y casi 140 horas al año menos (casi seis días completos al año).
Menos horas de sueño
En aquellos hogares donde las madres, padres o tutores legales no tienen estudios universitarios, el porcentaje de población infantil y adolescente que cumple con las recomendaciones de horas de sueño entre semana es casi un 10% menor que la población más favorecida.
Y al igual que con el sueño, el nivel de estudios de madres, padres o tutores legales es variable de nivel socioeconómico para la que se halla una mayor diferencia en el nivel de adherencia a la dieta mediterránea. Aunque, como ha señalado Santi Gómez, investigador principal del estudio PASOS, ningún grupo supera el 50% de población que alcance un nivel óptimo.
Además, tildan de “alarmante” el porcentaje de población infantil y adolescente que declara sentirse preocupado, triste o infeliz: supera el 30% en todos los casos. Sin embargo, de todas las variables analizadas es en la que se hallan menores diferencias según nivel socioeconómico.
Soluciones
Para solucionar estas desigualdades, los autores y autoras del informe piden reducir las barreras de acceso a alimentos saludables. Pasa eso, la opción saludable en alimentación “siempre debe ser la asequible”. Gómez ha añadido también que se debe “proteger a la infancia de estímulos publicitarios que les influye para alimentarse” mal.
También piden activar campañas de sensibilización para el uso de pantallas, incluir la promoción del cumplimiento de las horas de sueño y de descanso de calidad en todas las políticas públicas, en general, y en los programas de prevención de la obesidad infantil, en particular; o impulsar una Estrategia Nacional de Fomento del Deporte contra el Sedentarismo y la Inactividad Física que genere espacios de juego en movimiento seguros y accesibles en barrios con menor nivel socioeconómico. Estas y otras medidas, asegura Santi Gómez, son “imprescindibles y urgentes”.