Vaya por delante que entiendo al Athletic Club. Entiendo que el club vasco esté molesto con todo lo que ha sucedido alrededor de Nico Williams en las últimas semanas. Estamos hablando de un futbolista que llegó a Lezama hace más de una década; de una joya que los rojiblancos han ido forjando, moldeando, poco a poco hasta convertirla en uno de los atacantes más incisivos y ‘diferentes’ del país, del continente e incluso del mundo; de un futbolista de enorme presente y un futuro aún más esperanzador por el que a finales del pasado año hicieron un esfuerzo económico importante para renovarle.
Es lógico que desde Bilbao estén indignados con todo el ‘ruido’ mediático que ha acompañado a Nico durante su periplo por la Eurocopa. Solo faltaría. Lo que cuesta más de aceptar es que el Athletic critique a la Federación Española por “no saber proteger” a un futbolista de los medios de comunicación. En esas estamos. Los periodistas ya sabíamos que a los equipos les encantaría que los verdaderos protagonistas del fútbol, los jugadores, estuvieran aún más alejados de la prensa de lo que lo mucho que ya lo están. Ahora ya lo sabe todo el mundo.
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Le pese a quien le pese, el pequeño de los Williams es el gran objetivo del verano (lo consiga o no) del FC Barcelona. Y, le pese a quien le pese también, nuestra función principal y razón de ser consiste en informar. Por ello, si cualquier periodista tiene la oportunidad de entrevistar a Nico Williams, algo que no sucede demasiado a lo largo de la temporada de clubes, no preguntarle por su futuro sería una irresponsabilidad. Y más si el propio jugador deja la puerta abierta a cambiar de aires al ser cuestionado por el interés del Barça. En España, afortunadamente para muchos clubes, existe el mecanismo de la ‘protección’ de los jugadores mediante su cláusula de rescisión. Hasta donde sabemos, fue Jon Uriarte, y no la RFEF, quien renovó a Nico Williams con una vía de escape de alrededor de 60 millones para evitar que saliera gratis este verano.
Tampoco es coherente que el Athletic Club esté molesto con Joan Laporta, como se ha deslizado desde Bilbao, por sus declaraciones en ‘Catalunya Ràdio’. En primer lugar porque lo único que dijo el presidente es que su club tiene suficiente músculo financiero como para afrontar una operación de estas características; pero, principalmente, porque los ‘leones’ no pueden denunciar que los ‘grandes’ clubes se impongan a los ‘pequeños’ en la ley del mercado cuando ellos han hecho exactamente lo mismo en cuantiosas ocasiones. Y no es necesario viajar muy atrás en el tiempo para recordar ejemplos de ello, tanto de casos que fructificaron (como los de Joseba Etxeberria o Iñigo Martínez) como de otros que no lo hicieron (con Mikel Oyarzabal o Jon Moncayola como nombres recientes más destacados).