El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha iniciado un acercamiento con la Unión Europea pocos días después de su arrolladora victoria en las elecciones. Han sido varios los ministros de su recién nombrado Gobierno los que han abierto la puerta este fin de semana a nuevos acuerdos con Bruselas en materia de comercio, seguridad, defensa, energía e incluso en el control migratorio. Los laboristas creen posible mejorar los pactos existentes, aunque han insistido en su intención de mantener al país fuera del mercado único y de la unión aduanera.
Muestra de ese intento de acercar posturas ha sido la gira por varios países europeos del ministro de Exteriores, David Lammy, quien ha visitado Alemania, Polonia y Suecia en el que ha sido su primer viaje oficial en el cargo. “Hay que entablar conversaciones con Europa y encontrar esas cuestiones de interés mutuo. Mi esperanza es que, una vez que los nuevos dirigentes europeos estén plenamente operativos, podamos avanzar con una declaración conjunta de algún tipo”, ha asegurado Lammy en declaraciones al diario ‘The Guardian’. La principal prioridad es alcanzar acuerdos en materia de seguridad, aunque el ministro también confía en reforzar la cooperación en el ámbito de la transición ecológica, el acceso a minerales críticos o el control de la inmigracion irregular.
Acuerdo comercial
El nuevo ministro de Comercio, Jonathan Reynolds, también ha abierto la puerta a nuevos acuerdos en materia comercial. “Hicimos bien en respetar el Brexit durante la campaña y en no revisar los argumentos constitucionales. Pero, en lo que se refiere al comercio, tenemos los mismos estándares que la Unión Europea en el ámbito de la alimentación. Si podemos vender más whisky o más salmón a un mercado tan importante para nosotros, por supuesto deberíamos explorar una oportunidad así”, ha asegurado este domingo a ‘Sky News’. El Gobierno laborista confía en lograr avances en los próximos meses, pero su negativa a revisar parte de los acuerdos en materia de movilidad dificultarán previsiblemente las negociaciones.
Tanto Londres como Bruselas sí han mostrado un mayor entendimiento en las negociaciones sobre el futuro de Gibraltar. Unas negociaciones que ya estaban muy avanzadas bajo el Gobierno anterior y que los laboristas se han comprometido a mantener. Lammy ha mantenido una primera conversación este fin de semana con su homólogo español, José Manuel Albares, en la que los dos han mostrado su disposición a estrechar lazos en materia social y comercial y en lograr un acuerdo sobre el Peñón lo antes posible con el objetivo de integrar al territorio británico en el espacio europeo y de demoler la verja que lo separa del Campo de Gibraltar.
Principales prioridades
Más allá de las relaciones futuras con la UE, el nuevo Gobierno laborista ha fijado las que serán sus principales prioridades en materia económica y en la mejora de los servicios públicos. La ministra de Economía, Rachel Reeves, ha recalcado este lunes su voluntad de reformar las normas de planificación urbanística para lograr el ambicioso objetivo de construir 1,5 millones de viviendas en los próximos cinco años. Unas modificaciones que permitirán a las administraciones locales construir en zonas protegidas del llamado “cinturón verde”, junto a inversores privados, para dar respuesta a la crisis de vivienda y para incentivar el crecimiento económico. Reeves también ha anunciado su intención de acabar con la prohibición a la energía eólica en tierra firme, con el objetivo de abaratar los costes de la energía.
En materia de servicios públicos, el ministro de Sanidad, Wes Streeting, ha fijado como uno de sus primeros objetivos alcanzar un acuerdo con los médicos residentes, que se encuentran en huelga desde hace meses para reclamar mejores condiciones laborales y un aumento salarial que compense la subida de la inflación. Las negociaciones se encontraban estancadas desde que el anterior primer ministro, Rishi Sunak, rechazó aceptar las reclamaciones del principal sindicato, incluido un aumento salarial del 35%. Falta por ver qué está dispuesto a ofrecer el nuevo ministro, en un momento de máxima dificultad para las finanzas públicas y en el que la contención del gasto es una de las principales prioridades del Ejecutivo.