Un día te insultan por tu color de piel y al otro te conviertes en portada de todos los periódicos y todo lo que llega de tu entorno son palabras bonitas. Tristemente, así de cruel es el fútbol. Y a Bukayo Saka, un joven nacido hace 22 años en Ealing, un barrio lleno de suburbios en Londres, le ha tocado vivir la mejor y la peor parte de este deporte. Hace casi tres años, un 11 de julio de 2021, el futbolista del Arsenal vivió uno de los momentos más bajos de su carrera.
Fue en la tanda de penaltis de la final de la Eurocopa entre Inglaterra e Italia, disputada en Wembley en un torneo atípico por los últimos coletazos de la pandemia. Saka, uno de los responsables del lanzamiento desde los once metros, vio cómo su disparo se topaba de bruces con Donnarumma y el título se decantaba de lado de la ‘Azzurra’. También fallaron Rashford y Sancho, y los tres futbolistas fueron objeto de insultos racistas por su color de piel y en respuesta a la frustración de unos ‘aficionados’ ingleses que ahogaron sus penas en el racismo y la discriminación sobre los jugadores negros de su selección. Un episodio lamentable que evidenció la falta de progreso de una sociedad infestada de ‘hooligans’ que siguen campando a sus anchas con proclamas racistas y xenófobas en pleno siglo XXI.
DE LOS INSULTOS A LOS APLAUSOS
Es importante recordar este episodio para situarnos en el hoy y en el ahora. Bukayo Saka dio el pasado sábado a Inglaterra el pase a semifinales de la Eurocopa con una exhibición individual ante Suiza, con gol incluido y penalti transformado (ahora sí) en la tanda donde Pickford se erigió como salvador con un espectáculo sólo a la altura de su carisma como portero. Apenas tres años después de tocar fondo, el futbolista del Arsenal se atrevió a tomar la responsabilidad y enfrentarse a la ‘lotería’ del penalti. Mientras otros se hubieran escondido, víctimas de la presión ambiental y atrapados en un pasado de crudo recuerdo, el joven de 22 años dio un paso al frente para convertir los insultos en aplausos.
Y de paso, cerrar algunas bocas. Los racistas debían estar rezando porque fallara la pena máxima para volver a escupir insultos hacia uno de los mejores jugadores de su selección. Tendrán que quedarse calladitos. Saka, elegido ‘MVP’ del encuentro por su extraordinaria actuación individual, quiso acordarse de este episodio y reafirmar su liderazgo en una selección inglesa que depende de su talento para seguir viva en este torneo. “Fue especial. La última vez que tuvimos una tanda de penaltis en la Eurocopa, todos sabemos lo que pasó”, recordó. “Tengo fe en Dios para redimirme de algo así. Hoy aproveché la oportunidad y estoy feliz”.
Con una mentalidad de hierro, el ‘7’ de los ‘Three Lions’ volvió a ser el mejor futbolista sobre el terreno de juego, sin importarle el hecho de tener que ocupar la posición de carrilero y alternar la banda derecha con la contraria. Una vez más, fue capaz de callar las críticas por su pobre rendimiento en algunos encuentros del torneo con una aparición estelar. Ahora mismo, Inglaterra es Bukayo Saka y diez más.