Todo el mundo en el ‘boxe’ del equipo Ducati Corse mira con auténtica admiración al italiano ‘Pecco’ Bagnaia, actual bicampeón del mundo de MotoGP, que ayer logró, él sí, mucho antes que Fernando Alonso, su victoria nº 33. Y lo hizo en su circuito talismán, en un trazado mítico, por eso le llaman ‘la catedral’, Assen, en los Países Bajos.
La admiración de Davide Tardozzi, Gigi Dall’Igna y su técnico Cristian Gabarrini, que también lo fue del mítico australiano Casey Stoner, con el que el piloto de Turín acaba de igualar su número de victorias con la moto roja (23), es, principalmente, por la serenidad con la que afronta todos los fines de semana, las carreras y, sobre todo, los momentos de gran dificultad, peligro o zozobra, que también los ha tenido.
Bagnaia, que no tuvo el mejor arranque posible, ha vuelto a superarse y vuelve a estar en la carrera por su tercer título mundial de MotoGP consecutio, al que hay que añadirle el de Moto2. Bagnaia, que lidera el equipo Ducati, cuyos pilotos han conseguido copar los 15 cajones de los últimos cinco grandes premios, reconoció ayer a El Periódico, del grupo Prensa Ibérica, que “tatuarme el circuito de Assen en mi antebrazo derecho ha resultado ser mágico, milagroso, pues aquí estoy, ocho años después, ganando de nuevo en esta maravillosa pista”.
Cuando le preguntamos si tantas victorias se le van a subir a la cabeza, Bagnaia ni pestañea, te mira a la cara, parece que sonríe y, sí, sonríe para decirte: “No he llegado hasta aquí para que se me suba esto a la cabeza. Sé dónde estoy, sé el camino que he hecho, sé lo mucho que me ha costado y, sí, toda mi preparación y pensamientos han sido para evitar que el triunfo se me suba a la cabeza. No, no, pueden estar tranquilos, con ‘Pecco’ Bagnaia esas cosas no ocurren”.
El piloto italiano sí reconoció que este fin de semana en Assen sí había sido uno de los mejores de su carrera “aunque, a menudo, sueles valorar más y, posiblemente, es un error, aquellos en los que logras la victoria tras una dura pelea en la pista y aquí, tanto el sábado como el domingo, vencí sin oposición, aunque Jorge Martín siempre estuvo muy, muy, cerca de mí”.
“Siento un cariño especial por este circuito, que es el más mítico del Mundial. Cuando me lo tatué, en 2016, jamás pensé que este idilio iba a durar tantos años”
Bagnaia, que se niega a compararse con Stoner “porque él corrió en otra época, incluso en otro Assen y, además, logró esas 23 victorias en un periodo de tiempo mucho más corto que yo”, recordó que decidió tatuarse el circuito de los Países Bajos como eterno recuerdo a una victoria que fue “maravillosa, casi única, pues era la primera de un fabricante tan modesto como Maindra y la vuelta a lo más alto del ‘team’ Gaspar. Desde luego, no puedo mentir y he de reconocer que jamás pensé, cuando me tatué este trazado, que lograría tantos éxitos”.
Bagnaia, al que le dolió muchísimo que Italia fuese eliminada, el sábado, por Suiza (“la verdad es que no juegan como Ducati, no”), reconoció que el dominio de Ducati en este Mundial es enorme. “No solo tenemos una gran moto, sino que los ocho pilotos que la conducen son capaces de acabar, normalmente, en el podio y eso no es nada fácil, lleves la moto de este año o la del pasado”.