El fútbol tiene una virtud difícilmente replicable en cualquier otro ámbito de la vida: el milagro de empezar de cero cada temporada, hacer un ‘reset’ de todos los problemas pasados y volver a generar la misma ilusión de siempre. Si además el nuevo curso empieza con nuevo entrenador, el efecto ilusionante se multiplica. De ahí que, pase lo que pase, se fiche a quien se fiche, este va a ser un buen verano para el barcelonismo.
Ya habrá tiempo para saber qué hay de espejismo y qué de realidad en el nuevo proyecto, pero de momento el recipiente de la esperanza vuelve a estar lleno. Teniendo en cuenta este cambio de ánimo positivo en la ‘culerada’ es sorprendente la gestión de comunicación que se ha hecho de la llegada de Hansi Flick. Se anunció su fichaje el 29 de mayo, hace casi un mes, y después de ser ridículamente encerrado en su hotel, solo le escuchamos unas brevísimas declaraciones de bienvenida en los medios del club.
Desde entonces, está en algún punto del mundo en una situación semiclandestina, y en este tiempo solo hemos tenido noticia de un viaje de unas horas a Barcelona, del que otra vez en los medios del club se difundió una foto estudiada con Deco delante de un ordenador para transmitir la idea de que ya se está trabajando en la planificación de la próxima temporada. Ninguna noticia más, ninguna palabra más, ninguna foto más.
En el Barça últimamente suceden cosas bastante extrañas, y a la lista habrá que añadir ahora la curiosa desaparición de Hansi Flick desde que fue anunciado. No hay precedentes del fichaje de un nuevo entrenador del primer equipo sin que sea presentado inmediatamente en rueda de prensa y sin que se sepa ni siquiera la fecha de comparecencia ante los medios. ¿Por qué se esconde a Hansi Flick si es justamente el mayor factor de ilusión en el Barça ahora mismo?
Puede que quiera evitarse que el nuevo entrenador tenga que responder cuestiones peliagudas que no son de su incumbencia, como la famosa regla del 1:1 y los problemas con el ‘fair play’. Puede que se le quiera preparar con tiempo para responder preguntas incómodas sobre la salida de Xavi. Puede que quiera ganarse tiempo para que el ambiente se calme. O puede que haya incomodidad con posibles preguntas sobre Cruyff, el estilo de juego, e interrogantes ideológicos que planean alrededor de su aterrizaje.
La cuestión es que la estrategia que se está siguiendo con Flick es la misma que ha practicado Laporta en la triste agonía final de Xavi: huir de los medios, ganar tiempo y evitar en la medida posible cualquier rueda de prensa. El club vive hoy con terror su relación con los periodistas, y se olvida que una rueda de prensa puede ser también un espacio para generar ilusión. El barcelonismo desea escuchar de una vez a Hansi Flick, y que deje de ser otro misterio escondido.