La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) denunció este lunes que 193 de sus trabajadores han muerto en la Franja de Gaza desde el inicio de la guerra, la cifra más alta en la historia de la ONU.
“Gaza es el lugar más peligroso del mundo para los trabajadores humanitarios”, escribió hoy UNRWA en un mensaje en la red social X, que aseguró que sus miembros siguen trabajando “en medio de la terrible crisis humanitaria”.
Además de los 193 miembros de la UNRWA, al menos una treintena de trabajadores del servicio de emergencias de la Media Luna Roja Palestina también han sido asesinados por fuego israelí.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, en inglés), las hostilidades en Gaza “en áreas densamente pobladas” suponen una gran amenaza para los civiles, entre los que se encuentran los trabajadores humanitarios, y socavan “el acceso y operaciones humanitarias”.
Desde el 7 de octubre y el 29 de mayo, unos 270 trabajadores humanitarios han muerto en Gaza, según OCHA.
Distintas organizaciones como Human Rights Watch (HRW) denuncian desde hace meses ataques contra sus trabajadores humanitarios por parte de las fuerzas armadas israelíes, incluso cuando estos habían avisado a las autoridades de sus coordenadas para que garantizaran su protección.
Uno de los casos más sonados fue el bombardeo el pasado 1 de abril contra un convoy de World Central Kitchen, la ONG del chef José Andrés, en el que murieron siete personas. Un dron israelí disparó tres misiles contra las furgonetas, que habían compartido sus coordenadas con las autoridades, en lo que el Ejército calificó como “un fallo por una identificación errónea”.
Desde el inicio de la guerra, más de 37.300 gazatíes han muerto por fuego israelí, el 70 % mujeres y niños, mientras que 85.300 han resultado heridos, según el Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás.
De ellos, según el Ejército -que no ha aportado pruebas- unos 15.000 serías milicianos de Hamás. Además, unos 10.000 cuerpos continúan bajo los escombros sin que ambulancias o equipos de rescate puedan acceder a ellos.