Fue en las elecciones generales de 2019 cuando la Región de Murciasorprendió a España al albergar la primera victoria de Vox en una comunidad autónoma. Mismo camino lleva Alvise, si logra sobrevivir a la legislatura y continúa creciendo.
El domingo pasado, la Región de Murcia fue la comunidad española en la que Se Acabó la Fiesta, del polémico antisistema Luis Pérez Fernández, más conocido como Alvise Pérez, tuvo más número de votos. Un total de 34.036 murcianos, un 6,58%, no tuvieron mayor problema en aupar hasta el Parlamento Europeo a un candidato sin programa y que ha sido condenado en los tribunales por propagar bulos en las redes sociales, donde se mueve mejor.
Si contamos porcentaje de votos por provincias, Murcia es la tercera en donde más éxito ha tenido Alvise, por detrás de Almería (7,02%) y Málaga (7,44%). En Andalucía, el porcentaje se quedó en el 6,21%.
José Miguel Rojo, politólogo murciano, se muestra prudente ante el fenómeno Alvise, puesto que aún no hay estudios postelectorales, pero reconoce que tiene la “impresión” de que Alvise “no solo se alimenta del electorado de Vox, sino que también amplía el espacio“; es decir, gana nuevos electores que antes no votaban porque eran menores de edad y consigue también sacar de la abstención a otro grupo de ciudadanos.
“Lo que está claro es que amplía el voto del bloque de la derecha radical y extrema derecha, por lo que es posible que Alvise haya podido limitar el éxito de los de Abascal, aunque no existen vasos comunicantes perfectos entre ambas formaciones”, explica el experto.
Rojo cree que el éxito de este candidato tiene que ver con la cultura política de la Región de Murcia, que es “muy conservadora”, como se demuestra en las contiendas electorales de los últimos años, y con otras “condiciones estructurales, como la migración y la juventud de su población”.
Este último elemento tiene que ver también con la forma con la que Alvise capta a los votantes. Él no ha hecho mítines ni entrevistas, como el resto de partidos, sino que ha optado por “quedadas” con los votantes como las que hacen los youtubers con sus seguidores.
Lo hacía en plazas y calles donde repartía papeletas, se hacía ‘selfies’ y arengaba a los posibles votantes a través de un megáfono. “España se ha convertido en la fiesta de los criminales, de los corruptos, mercenarios, pedófilos y violadores”, llegó a decir en un evento celebrado en una discoteca de Madrid.